Las decisiones asidas, ya sean de nuestra cabeza consciente u inconsciente. Podría delimitarlo cual camino, pero al ser un trozo de verso consumido por excesivos escritores optaré por un barco de madera y un camino, sí, uno no descrito por dedos humanos. Musitaré sobre una tabla de madera roída, atada a un trozo de barco, una cara "tierra firme" (barco) y la otra al océano infinito.
-¿Qué le ocurre a tu piel?
Atada de manos, ya que sin los pies no podría haber llegado hasta esta circunstancia descrita y por describir. Estas rota, las gotas de sangre tintan la camisa de encaje que custodia lo poco que queda de tu piel, oh, mi porcelana exquisita.
De unos errores inmaduros y propios de tu edad, pasan a ser delitos. Aquellos que te apuntan por la espalda con espadas puedes llamarlos piratas aunque realmente son esas dudas que enredan/entorpecen tu pensar.
Cometes errores, somos humanos imperfectos. Sin excepción.
- Ha sido sin querer...yo...
Pero...
- ¿Qué ocurre cuando tus propios pensamientos quieren destruirte?
Te vuelves contra ti, arrasando con cada trozo de imaginación tuya, con cada retal de pensar. La lluvia humedece tus labios y eres un delicioso manjar. Para dientes afilados y el elixir del inexistir de la piedad.
- ¿Te das cuenta hasta donde te has llevado con tu propio andar?
Las películas infantiles acaban con un final feliz, pero has sido BIENVENIDA al mundo adulto, en el cual las tragedias, catástrofes, desgracias (como vos prefiráis) cogen al fin del brazo.
Ahora, las decisiones son importantes, usa tu cabeza si no quieres perderlas, porque cuando eso ocurra no habrá marcha atrás.
- ¿Sabías que si te arrepientes de un error jamás volverás hacia atrás para deshacerlo?
Y finalmente, acabas siendo comida para tiburones.