
Creo ver como las copas de los árboles se entrelazan con sus ramas poniéndole excusas al sol para que no me guíe por Tierra.
Silencio y tiempo para pensar, para no perderme en otros laberintos y sucumbir al que más temo, procedente de esos pensamientos que más de una noche no son más que pesadillas.
- Oh little... who's afraid?
A mi propio ser. ¿A quién sino?
Quince pasos por delante del comienzo, se escuchan voces. Las hojas tiritan y los animales huyen lejos del "peligro" (por llamarlo de algún modo).
Incluso mi sombra, traicionera, huyó de mi cuerpo con la luz.
Un cuchillo entre bota y piel no hubiera sido mala idea, pero carecía de que aquí, justo aquí, abitara el miedo.
Pero no necesito mejor arma que mis propias palabras y mi mirada feroz, para callar a ese que osa hablar, y dejar de hielo a quien ose acercarse.