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jueves, 20 de mayo de 2010
- Dulce piano...
- La luna sonreia a nuestras espaldas. Acogiéndonos en una noche inverosímil. Sus plumas acariciaban mis mejillas, creando un dulce cosquilleo en la totalidad de mis escamas. Era un ángel. Sus ojos se posaron en mi. Azul y verde callejearon por mis comisuras. Mientras fallaban en el intento de no reparar en mis pupilas. Mordí mis labios y oculté mi rostro en su pecho. Él, abrazó mi frío, entratanto besó mi pelo y éstos a su vez se enredaron en su cuello. Sentí su corazón, pero una lágrima arrancó a mi cabeza del trance. Retrocedí, izando la mirada hasta sus huidizas pestañas. Mi corazón se estremeció a causa del sufrimiento tras verle llorar. Pero pronto comprendió que su húmedo rostro lloraba de felicidad. Las luciérnagas iluminaron nuestro alrederor, embelesadas por el cálido sentimiento que derrochabamos...o quizá los sentimientos. - Cuanto te he echado de menos...