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martes, 8 de junio de 2010
-Brisas matutinas.
Mis dedos níveos se exhibian en el fin de las sábanas. Dejando al descubierto una calurosa noche de verano, una historia más en un baúl de recuerdos, las agujas de un reloj, dueñas de mi tiempo, ésa noche fueron presente y ahora pasado. Por las rendijas de la ventana irrumpió una suave brisa matutina, entrelazándose por mi dedos. Un leve gruñido brotó de mi boca aún sellada. Enfadada con el mundo por asustar a mis sueños, creé un ovillo con mi cuerpo, arropándolo con la pálida sábana. Aún tenía el ceño fruncido, pero poco le importó. La madera crujiente y sus perezosas pisadas revelaron su llegada. Le sentí frente a mis ojos y di la vuelta. Dándole la espalda. ¿Acaso no se notaba que ganas de despertar tenía pocas? Una risa escapó de su boca, provocando mi furia. No conforme con ello, tiró de mi preciada sábana. La apreté con fuerza contra mi pecho, intentando evitar lo inevitable. Giré hacia él con ella. Una histérica mirada se clavó en sus pupilas, pero... no tuvo el efecto deseado, convirtiéndose así en una carcajada por su parte. A decir verdad...quién no se reiria con mis pelos alborotados. Él distraido y yo al acecho, repetí la acción. El fracaso creció. Su pecho contra mis costillas, sus pies desnudos jugueteando con los mios, sus ojos enamorados de los mios y mis labios a centímetros de los suyos. Su amor se transformó en una guerra de cosquillas,y su cuerpo seguía intacto mientras que el mio se estremecia.
- Buenos dias princesa... - Arrugué la nariz, y le burlé con la lengua.
- Te amo - Me besó.