Creo que hemos equivocado la razón.
Pensaste quizá que los sentimientos eran pétalos, que con pisotearlos bastaría para destruirlos. Pero una cosa ha de quedar clara en esta vida, ni yo soy una flor, ni mis sentimientos pétalos, pero quizá baste una pisoteada para hundirlos en el barro o entre piedras, que tanto me recuerdan a tí.
Dicen que cual gato espero en el tejado, saliendo por la ventana de mi habitación, esperando un suspiro, un susurro o una sombra que te delate. Sinceramente, he vuelto a ilusionarme con un deseo. (Sin que él lo sepa, le espero, sin que se preocupe, le espero, creo que me he cambiado el nombre, pues ahora es "A tu merced"). Prefiero ser un barco, hundirme en el océano y ahogarme. Lástima, los seres humanos no somos así.
Repito, seguiré esperando con una rosa en la mano.