El frío del invierno se acurruca en mi colchón. Rozando mi espalda mientras los escalofríos se escabuyen entre las sábanas.
Una noche invernal, pero no una cualquiera.
De madrugada me asomo a la ventana y veo la nieve caer. Acto seguido, abrigo mi cuerpo con una rebeca de punto. Bajo las escaleras enmoquetadas y subo con un café ardiendo en las manos. Los labios son color morado- azul los cuales causa el frío que abunda en cada rincón. Dejo caer mi cuerpo, con delicadeza (pues no quiero que los ríos de café ardiendo surquen mis piernas).
Que podría contar de mi que no sepa ya.
Agudizo los ojos sin tener algo material a lo que mirar, pues en el propio pensar no estoy presente en la habitación. Me encuentro en ese lugar al que los humanos les gusta denominar como "nubes".
Dependiendo de qué misterios esconda tu cabeza pueden ser sueños o pesadillas.
Esto... es una pesadilla.. estoy sola, en la oscuridad (el monstruo de mi miedo). Nunca he temido tanto a nada como la oscuridad. Inmóvil, no pienso mover un pelo hasta que no se encienda la luz, manos aprietan mi piel.
Tras conseguir zafarme de ellas, huyo cuesta abajo por un callejón con salida. Es de noche, los adoquines están húmedos y huele a muerte...
- ¿Cómo imagináis la muerte? Para mi es un verso, un viento helado. Pero si coges un espejo y te miras, podría decir incluso que es humana.
Despierto jadeante y húmeda del mar de lágrimas. Tengo miedo...
Veloz, bajo las escaleras. Cojo una manta y enciendo el video que hay en el reproductor. Comienza Jane Eyre. Otro de mis miedos...
Your nightmare will not end here.