Luna llena en el cielo.
Los ojos cristalinos que se tornan en felinos tras el cristal. Hora de escabullirme de mi propia habitación, abrir con delicadeza la trampilla del desván y por uno de sus resquicios subir al tejado.
Queda el laberinto mejor compuesto, la melodía imperfecta que a oídos de un sabio es perfecta, los versos admirados por un ilustre escritor y, por último, el cuadro más codicioso admirado por un pintor.
Pisar las tejas adecuadas como un gato que ve la luna llena al borde de un tejado, para no precipitarme al vacío (vacío literal o no).
La melodía creada después del pensar, el habla, que suculento manjar para comenzar un baile. Con las palabras exactas, el ser humano escuchará el dolor, la felicidad se consume, como una cerilla (ni el hielo será capaz de protegerte entre mis manos). Después, se verá reflejado a sí mismo, llorará y el lienzo se quebrará, por sus propias manos. Aunque aún quedará una sonrisa en el lienzo del baile.
Mientras, en la realidad y acabado el baile, me relamo las comisuras de los labios, al ver lo placentero que resulta ver tus lágrimas.
Mis pupilas azabaches encogerán, siendo un fino abismo al amanecer.
¿Quieres saber qué será de ti? Estarás dentro de ese abismo, abrazada a tus piernas, con los ojos rotos de tanto llorar. Y me verás... ahora depende de ti, lo que quieras sentir o lo que sentirás sin querer.
http://www.youtube.com/watch?v=0dPS-EHl-FE