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miércoles, 21 de septiembre de 2011

"Buenos días ángelprincesa"

Un ángel enjaulado. Pero no aquel de libros o el mismo cupido, aunque en su interior lleve amor (del bueno).
Después de noches expuesta a la tempestad, encerrada en barrotes de cristal, sale a la luz. Con su vestido blanco de princesa, su cabello marrón surcándole los hombros y las comisuras de su sonrisa cubiertas por ojeras.
Arrastrando los pies, en escasos pasos, se detiene, justo en su cerradura. Aquella cerilla que la ha consumido durante últimos años.

Una vez el fuego no se halle por extinción, grata sea la fría bienvenida, pues será el corazón frío cual hielo (incluido sea aquello que lleve dentro, desconocido o en búsqueda).


Creo recordar que una fusión entre piano y violín hacen su andar. Pero aún e de desempolvar los poemas de algún rincón de mi imaginación. Los cuales fueron creados para saciar a quién llora dentro de mi.
Abre sus labios rotos con delicadeza y la dulzura de años atrás es iluminada por tenue luz. Ansío probar la rojez de sus labios.
Recuerdo una balada que hablaba de la primavera tras los pasos de una persona de carne y hueso (Perséfone).
Puedo asegurar que eres tú, porque cada vez que veo tus ojos verdes brota felicidad en mi.
Deshaz ese hielo por mi, ven entre mis brazos, prometo hacer que sientas lo que leías en libros. Se mi ángel, la chica de la que se enamora un idiota. El idiota capaz de enjaularte, déjame estar contigo para siempre... para siempre...
Sé que en las noches de tu presente piensas en la almohada si alguna vez volveré a hacerte daño, sin querer. Lo sé. Mírame a los ojos y te juro, que tras la oscuridad de mis ojos se esconde una persona con miedo, que te tiene miedo a ti y a caer rendido a tus pies.

Dejo entonces la frialdad derretir, cubriendo las entrañas de la Tierra. Abrió el ardiente corazón solo para él, la persona elegida.

Pidió de rodillas que le dejara ser el ángel que la abrazaría por las noches, que con cosquillas conquistara sus despertares.
Tímida entonces, decidió dejar sus alas volar con libertad y ellas junto con su corazón se dejaron caer en los brazos de los sueños y sus deseos. Él.


Sy