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lunes, 11 de abril de 2011

"Dear composer..."

Una laberinto correteaba en la palma de mi mano mientras mi quebradero de cabeza causaba catástrofes.
Los cristales chasqueaban al compás de mi pies de vals. Mas la brisa que se colaba por un rasguño de la pared elevaba mi pelo y vestido.
Subí las escaleras, aferrándome en el pasamanos por el que seguramente una princesa o bella dama posó sus manos de terciopelo. Un corazón pobre rozando cada rincón de la casa.
Mis manos sucias surcaron el espejo por el que algún conde miró su rostro, dándose cuenta de la desgracia que era el dinero sin amor, creer tenerlo todo cuando en verdad no tienes ni la más mínima mota de polvo.
Acaricié aquel piano roto de el salón, el que entonó los latidos y dio vida a la muerte. Rasqué con las uñas el marco de la puerta y desaparecí, para escribir y volver a las andadas. Para volver a entrar en una casa abandonada. Para así saber quién soy, amar el silencio que rumia la madera y ser un poco más feliz si cabe...

Nunca un piano necesitó partitura alguna para crear la melodía magnífica. Pero este piano viejo reclama partitura y pianista que quiera hacerse con sus entrañas. Y una vez dentro, el pianista no abandonará las ruinas de la mansión.

domingo, 3 de abril de 2011

"A la luz de la luna"


Vuelvo a las andadas...
Sus encajes dejaban una delicada piel pálida.
La luz ,entrometida, se adentraba sin permiso sobre sus pestañas. Que dulce era verla dormir, más dulce era el sabor de la cercanía.
Los labios rosados me esperanzaban mil y un deseos y el temor del rechazo.
Los grillos entonaban y la luna no podía, al igual que yo, resistirse a lo prohibido. La desnudez de sus piernas creaba el fuego dentro de mi, pero este jamás era ceniza.
Puedo describir a lo más bello, amar a la perfección y someterme a las torturas, de las cuales sus ojos tienen la culpa. Cómo decirle que no puedo resistirme a tenerla entre mis brazos y que si por mi fuera, estaría todo el día acariciándola.
Pero el miedo me corroe por dentro. No quiero romper una mariposa, por eso evito todo aquello que pueda llevarme al crimen.
Para ello me siento en un sillón y la veo dormir noche tras noche. Y debo darte las gracias querido insomnio, sin ti no lo conseguiría.
Incluso la melodía la acaricia, el tick- tack de un reloj Suizo... y la luna, la cual tan bella y puta la roba junto con la noche. La tiñe de negro y luz de ángel. Suplico que la dejéis en mi, pero la tristeza me sella la boca