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domingo, 21 de diciembre de 2014

Ego, Miss Invierno

Él y yo hoy no tenemos corazón, ni razón de ser quienes éramos porque no hay un por qué. Las ojeras grisáceas y el rostro tan níveo como la perfección del mármol de Miguel Ángel. Sus manos, haciéndonos inhumanos. 
La brisa invernal acaricia tu pelo, y tú tan sereno. Yo te concedo mi piel, para la larga noche pero quédate. La noche más larga hace que tiemblen nuestras pestañas, y tú cada día pareces más invierno. Yo ya no tiemblo, pero. Aún tus ojos hacen de mi alma escarcha y yo ya no sé vivir sin ellos. Acostumbrada a este frío de ausencia y terciopelo, qué voy a hacer contigo. 
Responde Invierno, acurrúcate en mi pecho. 
Querría bailar contigo mientras nievo, tus manos en mis costillas endulzándome aquí dentro. A mi que me devoren los pensamientos, yo te pienso.

Hoy es la noche más larga de nosotros mismos.

domingo, 14 de diciembre de 2014

El tiempo es agotador

"Estamos agotadas"susurran mis ojeras. El invierno me ha resquebrajado los labios, y el corazón. Pero qué exquisito es ver las agujas del reloj y los pétalos de una rosa. Quiero una rosa blanca, como la nieve, como mi dolor. No obstante, sería tan sencillo obviar todo, que me parece aburrido. No hay tiempo que perder. Qué bellos son los días grises, hacen que mis pestañas estén más cansadas de lo habitual, y su rutina llevadera me enternece. 

Las manos de vainilla y macadamia, y la cabeza no cuerda. Pues un día hizo la maleta y ni tan siquiera se despidió, quién soy yo para pedir que vuelva. Un loco más en un mundo que sólo tiene un error, el ser humano. Y mírame. Cuan sencillo sería olvidar, ¿verdad? Juguemos a hacer como que nada importa. Pero qué pasa si dentro de quince años nos aburrimos, no podremos volver atrás. No cabe duda que soy una ignorante, pero, qué dulces y sencillas son las pequeñas cosas del día a día. 

Sólo el cielo, y el olor a vainilla. 


lunes, 8 de diciembre de 2014

Ego, ella, no su recuerdo

Quiero evocarte el dulzor que despierta Diciembre, que bajen del cielo tus ojos perlados, ansío darles un poco de mi luz. Se iluminan mis lágrimas y se cierra mi garganta, torpe a los recuerdos. 
Así pues, cada vez que cruzo el umbral de tu hogar, mi corazón pisa en tierra hostil. Hostil no por ti, sino por mi. Suelo equivocarme con la frecuencia que la lluvia humedece tu retrato en piedra, como también suelo llover cada vez que me hago débil a tu sonrisa. Yo sucumbo a tu corazón, y su latido es la conciliación de mis sueños. 
Pero mi cordura me privó de ellos y yo ya no sueño. No obstante espero paciente, no tu regreso porque nunca volverás, pero sí el sueño. Y por favor, que sea tan real que parezca que he besado tu piel de terciopelo. Quiero que mis mejillas sean escarlata, por causa de tus labios. Como consecuencia estoy dispuesta a sufrir el más terrible "echar de menos". 

Hoy en día, cuido de tus fotografías, como no, si te lo prometí. Lo hice siendo una niña, con tierna inocencia y ahora, sin ti, tengo la certeza de una mujer. Pero he de decirte que a veces lloro como cuando lloré en tus brazos. 
A veces pienso, "qué agradable sería que aún estuvieras en Arizona". Y acto seguido siento la necesidad de ir a buscarte, de meter en la maleta sólo una cámara e ir a la casita blanca del desierto. Y una vez allí, encontrarte. La esperanza es lo último que se pierde, pero ¿qué esperanza tengo yo
Sólo sé la de "cuando llegue el momento", paciencia, no tengo prisa pero eso sí, cuanto vacío hay aquí dentro.


Aún recuerdo cuando hace un año aún amaba la Navidad

martes, 25 de noviembre de 2014

Ego, viejo loco de mar

He naufragado en tus clavículas, ya soy un viejo loco del mar. Pídemelo que levaría otra vez anclas a tu merced. Quiero que me susurres con tu voz, una poesía con sabor a sal, sé que me volveré a enamorar. 
Perdí la cordura hace quince días, rómpeme el corazón de madera, de astillas mi garganta y mis recuerdos atrofiados por la humedad. La que se respira aquí, ven. Quédate conmigo una noche en mi alta mar, si tienes sed bebe de mis lágrimas y si tienes hambre, muérdeme los pulmones. Yo ya, no siento nada. Sólo me oigo levemente respirar, y aún así me ahogo en tus manos. 
Qué le voy a hacer si ya no se hace de día, me he quedado ciego. Cuando la brisa juega con el tiempo, creo que me enredas y te enredo, con nuestro nudo marinero. Y me ato a tu costado izquierdo, y yo sé que te pierdo. No obstante, prefiero soñar, es que eres un sueño. 
Mis ojeras del color del mar, yo sé que es tuyo, pese al cielo de la envidia. ¿Qué era el rumbo? qué hipocresía. 

Sinceramente sólo quiero ser una gota más. La única capaz de desatar la calma y la tempestad. Pero sólo soy una pintora que, en fin, escribe poesía. 






martes, 18 de noviembre de 2014

Ego gótico inglés

No olía a leña nada más cruzar el umbral de la desdicha, ni tan siquiera la chimenea estaba encendida. No obstante, desde hace casi un año -y digo casi, con el corazón lloviendo-, era reconocible el olor a hueso calcinado por el tiempo -como el olor de un libro de autor muerto, huele literalmente a soledad- . Su dulzor no impregnaba el vaivén de los pulmones y la televisión, no se estaba viendo sin ser vista.
El sofá vacío y su voz, qué exquisita voz, durmiente aún.
Ego, sin embargo recuerdo, cuando se pintaba los labios de color amor, y me besaba las mejillas. Juro que por estas fechas odiaba el carmín de mis mejillas y ahora, -aunque pueda parecer hipócrita- lo echo en falta.

Su no voz, su no calor, su no fotografía, su no amor, todo su ahora es no. Este nuestro -no- invierno y esta nuestra -no- Navidad, voy a regalarte la rosa blanca más hermosa y pintaré sus labios del color que tú pintabas mis mejillas.
¿Por qué todos me esperan? Me esperan, y se van.


Ego Iinvierno, soy como el arte de un gótico inglés.


sábado, 25 de octubre de 2014

Ego, en escala de grises

Hoy el sol se colaba en mis pulmones y me hacía un poco más serena. No obstante, el cielo no iba conmigo. Soy un atardecer que duele. Y hiere, con la misma delicadeza que acaricia tu piel. 
Sólo quieres  que deje de brillar y llueva, pues lo haré. Y seré. Todo lo que no quieres que sea, y estaré ahí donde más te duela, y te juro que. En esta nuestra lluvia, me ahogaré contigo.

¡qué ingenua! creía que brillaba con luz propia, hasta que fui lluvia (y era fiel a mi creencia), y me salió un arco iris en escala de grises.




domingo, 12 de octubre de 2014

El bello arte de ser la Luna

Sumiso el delirio abraza, pero esta vez no de grandeza.
Sino tristeza que encharca, sus ojos de terciopelo, 
al son de un día de lluvia que, nunca duerme. 
No había quién amaneciera aquellas mañanas, 
ya no era el sol de mis días, era de noche para mi desdicha.
Pero peor aún era que yo, ego, no brillara con luz propia.
Es el bello arte de ser la Luna
Los gatos arañaban cada poro de mi piel y yo seguía siendo 
tan blanca como aquella noche, en la que tú, hacías que yo 
irradiara. 
No valían las mejores galas, ni un collar de perlas, ni absolutamente
nada. 
El espejo decía que no era la más bella de los cielos y quizá, 
de los mundos. 
¿Entonces yo qué era? Ya nada. Ni a sus ojos era bella. 
Y así un día, me dejé llovar por una nube más negra que mis 
pensamientos. Tan tétrica, que no pude evitar de enamorarme.
Yo era ingenua, fíjate que hasta pensaba ser la única en el Universo
y no lo era. 
A kilómetros se frenó, y yo, caí sin ella.
Me pregunto qué estarían diciendo mientras yo caía, lentamente.
Y después sólo sé que no lo recuerdo bien, pero, dejé de ser 
quien era. 
Ya no era luna ¿entonces qué? ahora no era. O tal vez sí, 
miré mi reflejo en un charco, cual espejo. 
Y era la soledad, esa yo era. ¿Y ahora qué? 

Ahora, la soledad no entiende de quienes, y estás
sola.

jueves, 25 de septiembre de 2014

Al morir el tiempo

Había llorado 15 lunas, desde entonces. Quién vuelve a ser el mismo cuando el corazón ya se ha ahogado una vez, y en ocasiones es costoso respirar debido al agua en sus pulmones, dime quién. El cielo era semejante a mi corazón, gris y con probabilidad de lluvia. Al fin y al cabo, no somos tan diferentes como creíamos, ¿verdad? Casi todos los días llovemos y rara vez nos brilla el sol, tenemos frío y ¿cómo abrigas el cielo? 
Pero ya no sólo es que llovemos, sino que hemos sufrido una metamorfosis exquisita, y es que ahora caemos lentamente porque somos lluvia. Yo soy la lluvia que hace que lo que un día de sol ves gris, al día siguiente sea un gris oscuro casi negro, pero no del todo. 
Soy quien cae desde lo más alto y se deja llevar, y qué hago yo si el viento me enamora, me endulza hasta besar el suelo y humedecer sus labios. 

Recostada en un sillón de la Inglaterra victoriana, mirando la calidez del vacío y durmiéndose mis pestañas, he de decir que. "Para el verdadero romántico el fondo lo es todo" y sí, porque amamos sufrir, amamos considerarnos ignorantes y no vivir en la ignorancia del ser, y lo que cualquiera en una palabra dice "dolor" nosotros, los poetas, lo escribimos en tantas palabras hasta morir nuestro tiempo.
Deberíamos llover más.

-dijo sencillamente, embriagada por el exquisito olor del café, como diría Oscar Wilde.


miércoles, 24 de septiembre de 2014

Ciego sin noche ni luna

Ya no hay noche tuerta, un hambriento se comió la luna llena.
Quiero bailar con el ya no hambriento, un vals.
Que toque la lluvia por favor, que de madrugada no me gusta
que me hagan esperar.
La noche es joven y hoy no quiero despertar, tan siquiera soñar.
¿Sabe usted? A veces me llaman loco, por hablar a solas,
y cómo le explico a un ignorante que mi corazón no puede ver
el amor porque esta ciego.
Algunas noches le encuentro borracho y no se me ocurre otra
cosa que arroparle para que no pase frío.
Pero yo sé que no hay más frío ni mujer más fría que la soledad.
Cómo le digo yo, señor mío, que no encontrará camino al andar.
Yo le cuento cómo es la calle y le digo que aquello que escucha
es una riña de gatos, y él me dice -lo sé, también riñen aquí-
aquí dentro.
Él ama los pájaros, como las alturas y yo le digo sin crueldad,


Tú no tienes alas. Tú no amas las alturas.
Tú sueñas y vuelas, y tu altura es cuanto amas. 
Eres un ciego que sueña y que cae tan alto como ama. 
Y desgraciadamente, cuanto más sueñas más amas, 
y, mayor es la caída, amigo mío.


lunes, 15 de septiembre de 2014

Según mi insano juicio

Llega la estación del año en la que ponerse un buen jersey, que quite el frío (pero no las penas) y a veces pienso.
En coser tu piel con delicadeza, y todo mi amor, para que seas tú quien me abrigue y el invierno sea cálido porque seas tú.
Y qué injusto sería coserte a mi; pero qué ganas de ser injusta contigo.


martes, 9 de septiembre de 2014

En el sillón.
A las 17, era la  hora del té y había una taza a los pies , de un oso tuerto, una muñeca despeinada y el amigo imaginario -que está a tus pies, en tu cabeza y en el pecho, dónde tú quieras cuando más lo necesites-.
En el sillón mudo, pero no sordo.
La exquisita madurez, un día nos despertamos con más tetas y menos inteligencia, y nos enamoramos.
Y no a las 17, pero sí a los 17 años no sabemos amar ni ser amados. Y cada desdicha te comprende, -como también sueñas con la felicidad de otro- cada canción baila tus lágrimas, eres jodidamente débil porque sólo eres un sentimiento enlatado en las costillas.
Ahora, es la hora del té, en la que te sientas en el sillón con una taza que caliente tus frías manos, -porque hace frío aunque la calle diga 30ºC- y qué hacemos con el verbo amar para que nos acompañe en todos sus tiempos, y ¿con el  amor? O mejor aún -cómo lo hacemos-

Es fácil escribir sobre amor, pero nadie tiene la certeza de a qué está escribiendo, aún así coincidimos en algo, en que tarde o temprano duele.
A -15ºC siéntate aquí conmigo hasta que nos duela.

lunes, 8 de septiembre de 2014

Al réquiem del verano quiero decirte quince versos del invierno. Yo te quiero con frío a mi vera, pero que esta vez no se te hiele el corazón, por favor. Guárdame ardiente, haz que me ame, ámame y deja que me olvide de mi, qué sueño...
Tu cordura jugando con mi pelo y tú tan sereno. Nuestros labios rotos por el tiempo y las palabras respirando en nuestro pecho y nosotros ya no somos los mismos.
Ni lo fuimos hasta que supimos quién éramos. No quiero hacerte recordar, pero olvida quien eres y se conmigo.


Por tu culpa ya hace tiempo que no sé lo que es tener los pies sobre la tierra, yo no sé qué me has hecho

jueves, 4 de septiembre de 2014

Luego yo,

Luego yo, todo mi sentimiento se sentía como un lienzo a estrenar de un jóven William Turner, nacida en el romanticismo del alma, donde los valores hacían a las personas y donde el arte alcanzaba su cruel belleza humana. Me dolían las piernas de estar siempre a la espera, de que por su cabeza pasara una idea y esta se plasmara en mi blanco corazón. Quería que me pintara con todo su amor.
Pero no soy un cuadro, ni son las manos de William Turner las que me han llevado hasta aquí. Para mi desdicha probablemente sólo sea una humana más, para él soy única.

Crecí con un protocolo de valores, sin ser tal, crecí ignorante y moriré como tal. Yo era un lienzo, llamémoslo metáfora, la gente era buena y no existía maldad, sólo era una niña y sólo éramos unos niños, yo crecía en una rutina gris. A una temprana edad, vete tú a saber cual, cogí el pincel e hice de mi exactamente un cuadro de William Turner, por ello me quedé embelesada cuando le vi, yo tenía un punto de luz entre tanta oscuridad. Pero me conocí de fuera hacia dentro, y lo ignoraba por completo. Romanticismo. A día de hoy he llegado a esa claridad, he llegado a conocerme por completo aunque a veces me sigo sorprendiendo, es tan inevitable como amar.
Y pese a todo, hoy puedo ver el mundo con los ojos de Gandhi 

miércoles, 20 de agosto de 2014

Aqua marine

Ven a mi viejo marinero, a mis brazos naufragar.
Te prometo la vida eterna aquí en mis aguas.
Camina por mi arena, con la misma delicadeza
con la que me romperías el corazón.
Ya somos veteranos del dolor, del frío y
las tormentas, el cielo llora por los dos.
Y tus huesos tiemblan en mi pecho y yo,
busco darte calma en esta mi tempestad.
Tu piel de madera, quiero abrazarte y
no soltarte de mi vera, quiero tus sueños
aquí, en mi eterno invierno, no tengas miedo.
Sólo voy a hundirte tan lento, que me confundirás
con un sueño y duerme, duerme mi viejo marinero.
Tus astillas en mi garganta, tu voz de terciopelo
aquí muy dentro y tú, tú mi viejo, muerto.
Para ti has tocado fondo, para mi estás en mi
superficie.



jueves, 14 de agosto de 2014

Este estrecho maltrecho trecho

Mis labios a los pies de tu ego, luego
heme aquí en un crepúsculo ardiente
por el fuego de mis palabras que queman
y resquebrajan tu garganta, mientras
bebes y te embriagas de mi ser taciturno.
A la orilla de donde tu quieras, pero ahógame
lento para que te sienta cuando este muriendo,
y roce tu mano, acariciándome el corazón
que late si tú le das cuerda y en mi soledad,
qué corazón me pregunto, y en tu presencia
qué voy a decirte en tu presencia.
Ámame con odio si es lo que deseas, pero ten,
aguántame los pies, que hoy no quiero
ensuciarme.
Vivo en las nubes, soy tu causa y consecuencia
de esta nuestra guerra y no sabemos de banderas.
Qué mejor arma que la propia piel, de escarcha
bélica, que sólo quiere besarte el alma y
desnudarte de aquí a que el mundo acabe y no.
Ni tan siquiera la lluvia baila descalza y tú a mi son.
Al son de mi son suena el poema más bello,
recitado por un piano que es tormenta.
Mi dulce piano ahora tormenta y yo qué hago,
si soy lluvia y en ti, ya me he colado.
De tu boca a tu cabeza, y ahí, a partir de aquí,
susúrrame que yo de mientras, voy a deshilachar 
tu cordura. 

EL AMOR ES AQUEL QUE. POR EL QUE. NO VOLVIMOS A SER QUIEN.



martes, 29 de julio de 2014

De la primera a la última espina

Nunca tuve el placer de conocerme como pez,
y heme aquí, en el océano de un naufragio en calma.
Hasta al soñar con mi océano sueño, y por qué.
Y un día escribí.
Era tan humana como la estupidez, y noté
que con delicadeza algo crecía dentro de mi,
que con delicadeza yo (re)nacía entre mil espinas.
Me ahogaba la ciudad y el humo del gentío,
me ahogaba en mi propio hogar, pero no era más
que una mera equivocación de un mero ignorante,
este, era yo.
En primera persona, viviendo en tercera, y muriendo
en una persona que ni tan siquiera es tal.
Yo vivía de las letras, de mis letras y de las de otro cualquiera
y poco a poco, me iba haciendo poesía.
Al son de un piano que nunca existió, que en sus días grises
tenía voz de violín, yo escribía y encharcaba mi razón.
Consumía el humo y vivía, vivía tanto que no había corazón.
El mar a mi son, respirando porque vivo yo, de mis pulmones
hasta que no.
Y a mi alrededor desapareció la avaricia humana, y rocé
con las puntas de los pies lo que un día fue roca.
Yo ya no era humana, el mar lamía mis entrañas, mi.
Mi piel ya no era, ahora era escama, yo ya no era, 
ahora no era nada.
Soy de mi primera a mi última espina, soy un pez perdido
en un océano en calma, que conoce el camino de regreso.
¿Y qué regreso?

Sólo sé que tiene nombre de hombre y cuando me ama
no puedo resistirme a besar lentamente el anzuelo.

domingo, 27 de julio de 2014

Soy cuando llueve, en segunda persona.

Hoy no es un día gris, tan siquiera un día, ya no sé ni qué estación, cuando cerré los ojos era primavera y cuando los abrí no solo se me caían las hojas, también hacía frío aquí dentro. Y lento, me consumo. Y yo ya no te siento, sino que soy contigo.

Yo quería explicarle el qué, pero no tengo voz, aunque no es eso exactamente. Mañana quizá sepa qué decir.

miércoles, 16 de julio de 2014

En la miseria de mi mísera ausencia

En mi más frívola soledad, era de aquellas mujeres que miraba el reloj, que le preguntabas la hora y lo volvía a mirar. Yo miraba el mundo, lo miraba como ignorante que era y sigo siendo, pero ya sé que veo mejor sin los ojos, pero aún cuando sueño no sé lo que ven mis "..." y he aquí un vacío de duda, de los que duermen conmigo hasta en el insomnio.
Un día perla, como siempre al son de un piano de miel y las manos manchadas de tinta china, miré el reloj y vi más allá de él, con mi torpeza arranqué sus agujas y ya ni tan siquiera oía el tiempo. Ni me oía a mi, enmudecí. Y de mis recuerdos hice hilos, y tejí, con la pasión de una araña tan negra como mi ausencia.

Conocerse es sentir que ya no eres músico, que eres música, que ya no eres un poeta, si no cada palabra de cada verso

Hace tanto tiempo que dejé de ser Sara, que perdí la noción. Tejiéndome me conocí (y lo ignorante que soy), mi madre siempre decía "seres de luz" y yo me sentía tan oscura y tan vacía, que qué era yo. Un mecanismo oxidado de llorar todos y cada uno de sus fracasos, hice bien en perderme, el tiempo siempre será mi perdición. Y me tejí, pero no mi persona, no tiene nombre exacto pero puede decirse corazón. 
Del color de la luz, y del tiempo de no saber qué hora es. Lo siento, pero no sé lo que es.

El día del último hilo, aquel día llegamos a enamorarnos, él y yo, no, miento, yo


martes, 8 de julio de 2014

Los Ángeles photography

Aquí os dejo mi página de facebook en la que subiré mi amor por la fotografía

https://www.facebook.com/losangelesphotography

¡Esta todo el mundo invitado! :)

lunes, 30 de junio de 2014

Rose

Amo otras épocas, y los ramos de rosas blancas empapadas por la lluvia. He perdido la cabeza en las novelas de Shakespeare,  en la evasión literaria de lo desconocido, en la antigua Italia, en el Romeo de tinta de cada página. Por esa época suspiran mis pestañas, y en cada casa antigua me veo, sentada en jardín, leyendo como siempre, subiendo las escaleras y enredándome en las cortinas que bailan por la dulce brisa de la vida. Y yo soñadora, imagino tanto como vivo y siento que, ya las palabras son vulgares como las novelas de amor, que mi época ha enfermado y se consume y arde con el tiempo.
Ahora un retrato no es más que un pincel de un mero pintor, Oscar Wilde hizo en prosa las pinceladas Basil Hallward y todo lector no vió sólo el retrato, sintió la voz de la belleza en cada palabra que susurró el corazón.
Puedo seguir viajando hasta la casa o más bien mansión de Cumbres Borrascosas y el léxico perfecto, el más perfecto que he leído hasta entonces, dónde Emily se desnudó. Con la delicadeza propia de una mujer, dónde no sólo dejó su alma, también la piel.
Hoy los cuervos me devoran a plena luz del día y en mi pleno anochecer, cuán diferente soy de la realidad que me abruma y en ocasiones hasta me hace llorar.
Mi alma se agrieta con el paso del tiempo y mi piel lo sabe, ya no hay obra ni tinta y mucho menos un escritor que me endulce como antaño y me haga perder la noción.
Heme aquí, en otra época.

jueves, 26 de junio de 2014

Heme aquí, yo no, mi torpeza

Perdóname, mis palabras son tan torpes como los labios que las besan, como los pasos de mi corazón cuando te acercas que tropiezan y caen en el abismo hostil de tus sentimientos que no reconoces cuando me sientes cerca. Y ojalá fuera bailarina, enredar tu camino a mis tobillos y huir con tus entrañas, prometo no pensar en piedras. Allá donde el sol sucumba al mismísimo océano, con los pies en la arena que un día fue roca, como nosotros y nuestros sueños, entiéndeme que yo te explico, antes nuestros sueños eran rocas y el mar el tiempo, han pasado años para que quepan en nuestras manos, cual puñado de arena.
Qué decirte sin tropezar, en esta mi tormenta. Disculpa mis palabras torpes y no necias que a tus ojos llegan, me hicieron un nudo que tirita sin frío.
El cielo llora, cuidado marinero, la brújula olvida, cuidado marinero, aquí dentro hay galerna. 
Al caminar mi pelo hace que el viento vuelva a susurrar y susurra tan fuerte que hasta tu corazón va, y suele no tocar, sino amar el piano, porque en cada nota respiro tu voz, y mi viento contigo es tan torpe como yo. Discúlpame si ni entenderme puedo, quizá puedas tú, quizá mi torpeza llegue a endulzarte la razón y así quizá tropecemos los dos.
Heme aquí, culpable, fui yo quien puso la piedra en este nuestro camino, fui yo quién dijo "cuidado" y cayó contigo, perdóname mi amor. Deseé que tropezaras con mi alma y que de una vez la amaras.

Yo tu lluvia, y sólo quiero empaparte hasta los huesos y quedarme donde más te duela, quieta, muy quieta. Porque ya tropecé una vez.

En este día perla me he levantado con dolor de cabeza, creo que hasta en sueños he tropezado.


viernes, 20 de junio de 2014

Moonrise Kingdom

Hoy, como todos los días próximos al verano o en el verano mismo, desato mi pasión por el cine y la lectura. Llevo mucho tiempo queriendo escribir en mi nueva página "criticas de cine" y por fin, voy a hacerlo.

Hace tiempo vi la película de "Moonrise Kingdom" por casualidad, me guié por la portada y sin querer descubrí una admiración por las que yo llamo "bailarinas" porque sé lo que siente al escribir algo con el alma, y no algo bello sino que sale sin pensar, escribir por escribir, dejar que fluyas, sólo quién lo vive es capaz de saber a qué se refiere, no es que no me quiera explicar sino que quiero que la gente "sienta".
Admiro el don de estas creaciones, y sé que soy feliz cuando las veo porque no dejo de sonreír y sin querer. Además siento que el mundo puede ser maravilloso y no porque yo quiera, sino porque estas películas hacen eso en mi. Y no sé por qué, de verdad.

Aparentemente es una película sencilla, un niño huérfano se enamora de una niña rica. ¿Cuántas crueles y dramáticas historias nos habrán contado sobre amor? Demasiadas quizá. Pero aquí la sencillez es la clave del juego, donde un guionista, con maestría nos transportará a un mundo irreal, lleno de vidas reales.
Estamos ante unos boy scout, una chica que lee y unos personajes cuanto menos curiosos.
El amor nace de cartas, en las que se cuenta lo que es, sin personajes grandiosos o héroes, no, dos personas que cuentan su vida tal cual es en cartas. Surge un amor infantil, de dos niños, un amor real. Dos personas alejadas del mundo o marginadas por sus formas de ser y pensar, dos personas que se complementan que se escuchan y no necesitan más. Vidas simples unidas por un afecto y una tímida admiración, son dos niños que se sienten comprendidos entre ellos, que no dejan de hablar y cuando por fin se encuentran disfrutan de su compañía.



Pero estas dos personitas entrañan algo más profundo que las cartas, su deseo de amar y ser amado. En la película parece que cuando viven el uno el otro al fugarse, su vida comienza a tomar sentido, comienzan a aceptarse y a desarrollar sus sentimientos reprimidos. Aún así no los muestran tanto, pero el espectador los ve, una mirada,una palabra... el verdadero amor creo que empieza con un interés irracional por lo desconocido, por un miedo al dolor y por una contradicción sin pies ni cabeza, exactamente lo que aparece en esta película.
Quieres amar, pero no quieres amar porque duele, pero no puedes evitar amar, entonces amas, sin querer amar, pero amas. Eso es. Pero lejos de una atracción física viene un previo conocimiento de la persona, unas cartas que son quienes escriben y un silencio físico. No es momento de besar, hasta casi el final de la película, pues un beso es mucho más que un beso.
Dos personas marginadas, repudiadas pueden conventirse en sus héroes porque tienen a su vera a quien les quiere, y pueden hacer todo por ellos. El chico, muestra su valentía desde un personaje con el patrón de "niño rarito de gafas" contradiciendo el propio patrón, mientras que la chica "rarita muda" muestra su fortaleza y su capacidad de independencia yéndose con él. En el bosque al que van, ambos dan a conocer sus conocimientos o instintos de supervivencia, lo aprendido y no lo memorizado, lo hacen.
Mi parte favorita es cuando bailan, cuando ella pone música y los dos se desatan sabiendo que son felizmente ridículos ante un mundo que no les entiende, pero ¿quién quiere mundo cuando sólo uno entre tantos te quiere?
Una película "deliciosa" como diría Oscar Wilde, exquisita. Apta para todos los públicos y lo más increíble es que hay tantas interpretaciones, porque un niño la puede ver, un adulto la puede ver y tener diversas percepciones maravillosas.
Un guión maravilloso también, sencillo pero entramado, cargado de posibles dobles sentidos (o así lo veo yo).
Me recuerda tanto a ti y a mi...



Frozen

Crítica constructiva:
Frozen, una película de dibujos animados. Las películas Disney siempre nos retornan a un punto no exacto de nuestra infancia, y nos hacen ser conscientes de que no importa la edad pues siempre disfrutamos aún teniendo más de medio siglo encima.

La historia de una hermana con poderes de hielo. Elsa, la joven, desea hacer feliz a su hermana pequeña mostrándole sus poderes y utilizándolos para su diversión, pero un accidente hará que lance su poder a la cabeza de su hermana, Anna. Su padres correrán a salvarla con la ayuda de unos trolls, los cuales le borrarán los recuerdos pero no la diversión. Elsa es recluída en una habitación, y según pasa el tiempo su hermana pequeña se dirige a las puertas de su cuarto a cantarle una canción sobre un muñeco de nieve. Se ve el trascurso de los años y de cómo Anna siempre canta la misma canción, sin embargo Elsa permanece ausente, para no herirla. Sus padres embarcan un viaje y tras una tormenta, fallecen. Esto hará que el castillo permanezca a oscuras y en absoluta ausencia. El día en el que Elsa cumple su mayoría de edad se proclama la coronación y las puertas de palacio se abren al público. Anna, la pequeña, conoce a un hombre, un principe exactamente, cree enamorarse y éste le pide matrimonio. Elsa asustada por la rapidez y la posible pérdida de su hermana comienza a no controlar sus poderes. Anna sin querer le retira un guante, y los poderes de su hermana mayor empiezan a ocupar todo cuanto rodea el reino. Elsa huye, tan lejos como puede, a las montañas rocosas alejadas del reino, allí construye su palacio y Anna, va en su busca […]

Creo que es un resumen suficiente pues prefiero no continuar con él. En esta película podemos encontrar el sentimiento más bello que reside en el mundo humano y se representa en estos dibujos. El amor. Pero curiosamente no reside todo en el amor de dos desconocidos, sino en el de hermanas, en este caso. El corazón de Anna, congelado por un accidente, se convierte en la clave de la película y en el esplendor del amor hacia su hermana. Anna se encuentra en la oportunidad de salvarse o salvar la vida de su hermana y sin apenas dudar unos instantes acude a parar la espada que se aproxima a la nuca de su hermana. ¿Cúanto somos capaces de hacer, en este caso, por un hermano? Podemos cavilar y ser capaces de ser héroes en una ficción, pero sólo con la situación real seremos capaces de saber lo que realmente haríamos. Y a pesar de que esta película no deja de ser ficción, nos muestra un trozo de la vida de Anna, y de su decisión.
Otra parte clave de la película es la creación sin querer de Olaf, el muñeco de nieve. A mi modo de ver es la representación del amor fraternal y que pese a la ausencia de Anna, Elsa lo plasma en el muñeco de la canción que Anna le cantaba con el paso de los años. En él se ve la dulzura y el sentimiento más puro, pues no contiene ni una pizca de maldad, es todo níveo. Podíamos relacionar el color, con la pureza de los sentimientos que sería un matiz destacable y a la vez maravilloso. Pese a Elsa tener esos poderes destructivos puede verse en su interior que no existe nada de ello y esa inexistencia de daño puede observarse en la nieve, el hielo... no en su estado físico si no en su concepto más allá de un simple significado.
Por último, estos personajes realzan la humanidad de los humanos, exceptuando a los antogonistas claro está, la inocencia de Kristoff, la fidelidad de un reno, y la comprensión de un reino entero de que los poderes más destructivos pueden ser usados para la libertad y diversión.


A mi valoración personal, me ha parecido una película dulce, llena de valores sencillos y encontrados de una manera poética en el tiempo atmosférico, también en las personas. Esta película me ha transmitido una sensación positiva respecto al mundo y a que sin duda esto que nos asfixia, puede cambiar

jueves, 19 de junio de 2014

El falso diálogo

Dos humanos acostados en. Viendo la plenitud del cielo, pero uno no con los ojos.

- ¿Ves nuestras constelaciones en el cielo? Son nuestros cuerpos.
- No veo absolutamente nada.
- Entonces, cierra los ojos.
- ¿Cómo quieres que vea sin los ojos?
- Verás, cuando cierro los ojos hablas a mi vera, cuando cierro los ojos nos veo en el cielo, cuando cierro los ojos hago de mi sueño realidad, pero si los abro no hay magia eterna, entonces tú dejas de estar y lloro por llorar, porque nunca has estado ahí cuando abro los ojos, por eso amo soñar. 

Un humano acostado en el asfalto frío y gris. Viendo la plenitud del cielo, cuando cierra los ojos. 


lunes, 16 de junio de 2014

Poesía del color del mar

- ¿Cómo te sientes?
- Me siento sin sentir.

Y entonces pienso, cuán infinito es el cielo, 
y me percato de mi, porque allí me veo. 
Tengo un sueño no durmiente, tan lejano
como el cielo pero no sé por qué, 
quizá falle la mecánica de mi cordura,
a veces, en ocasiones, siento que le siento. 
Tan cercano y tan sereno, tan brillante y tan 
reflejo, que me veo con mis propios ojos, 
allí arriba viendo la tierra desde el cielo. 
Caminante entre las nubes, con un ruiseñor
que cante la melodía de mis pasos. 
Pues son armonía cuando hacen el camino
del caminante, mi sueño está en el cielo. 
Quiero ser. Aquello que. Y seré capaz de.
Al son de la maestría que me enseño, 
compleja en sus valores de luz. 
Sólo el relojero de éste mi reloj, podrá 
enredarme por dentro y hacer que mis agujas
sigan contando, aunque los tiempos quieran 
retenerme en su seno, aunque sean tan adversos
de confundirme el destino incierto. 
Si soy sincera, aún no me he perdonado pero 
me remiendo cada día y sé que soy mejor persona
de lo que un día fui y lo siento, pero hasta me 
recuerdo en tercera persona, imagínate al 
monstruo que vi en mi para no saber quién era. 
Pese a mi, sé que no soy lo que era ayer, que día 
tras día me cambia la vida y ésta me cambia a mi. 
Adoro pensar en alto, es la música que me calma
la tempestad del alma que acoge a mi naufragio, 
hasta ser capaz de odiar el océano y no poder vivir
sin respirar de él.
A veces no hay atardecer, pues el sol se acuesta en el 
horizonte, sólo a veces sé que ruborizo el cielo con el aleteo
de mis pestañas.
Y el cree en mi, porque una vez le conté mi sueño 
y me dijo:

 "no me dejes con la miel en las nubes"

Quiero ser aquello que sueño y seré capaz de ello,
como lo he sido de tantas cosas en mi vida, 
y en mi otra vida, porque no soñaré durmiendo, pero 
sí sueño despierta y todos los días amanece 
un sol espléndido y todas las noches la luna brilla con luz propia

viernes, 23 de mayo de 2014

Matar a un ruiseñor

Abrí la jaula. 
Y trémulo, buscó mi mano para perderse
en nuestro cielo de cuatro pareces blancas. 
Yo, me abstuve, embriagada por el dulzor 
primaveral de sus alas al son del corazón. 
Yo lo miraba, cual enamorada, sin motivo
ni razón; entonces las niebla enmudeció, 
me besó desde los pies, hasta mi propia voz.
Y yo sabía que me perdía, en las tragedias 
de espinas que brotaron de mi, rosa.  
Y juro que soñaba con sacarme de mi, 
luché por romperme las costillas, busqué 
en mi baúl la llave y tropecé, ya era tarde.
Había roto lo único que había cuerdo en mi.
Ahora soy un loco y perdóname pero 
desde entonces no concebimos el mismo mundo. 
Acurrucada en mis adentros, me oía cantar, 
tarareaba la canción del sueño eterno, 
un réquiem, y yo pensaba, cómo algo tan bello 
puede ser. Y alguien cantó por encima de mi.  
El ruiseñor entonó la vida, que para ella no hay 
canción, pero él era mágico y fue un héroe, 
pero tan sólo en mi interior. 
¿quién era él para decirle al loco en el que 
me había convertido que no?


Dejé su vuelo y deshojé sus pies, hoja a hoja
y por un momento, en mis adentros pensé, 
quizá sea una rosa. 
Él confiaba en la nobleza de las manos que 
le daban libertad cada mañana, y yo quería 
gritarle que no era yo.
Confiaba pues en sus alas infinitas y entonces
sentí sus pupilas en mis manos, y mi otro yo 
dejó que viera. En efecto, sus pupilas en mis manos, 
volaba en las paredes blancoazuladas un ruiseñor 
ciego. 
Exhausto clamó, buscó la calidez de mi pecho 
y yo, le acaricié el cuello, enmudeciéndole la voz.
Y su voz se coló en mi pecho y lo abracé tan fuerte
que sólo entonces comprendió. Lo que yo sabía, 
que ahí afuera no era yo. 
Y esta vez él me dio sus alas, para que sin él 
yo huyera lejos de mi. ¿Y qué hizo el monstruo
que había fuera? Yo lo amaba, pero arranqué 
sus alas y su pluma me escribió el poema más
bello, que comenzaba con mi nombre, y una 
metáfora me hacía ser su cielo. 
Y sonreí, como la muerte alzando el reloj
para no ser impuntual. Y en la hora, 
el minuto y el segundo previo a, el monstruo 
abrió nuestra jaula. 
Y juntos fuimos el poema más bello jamás contado
y juntos fuimos cada nube que surca el cielo azulado
y juntos fuimos los maestros de todas las voces de la naturaleza.
y juntos fuimos el río que fluye, el pájaro que trina y rosas con espinas.
Y juntos fuimos amor hecho primavera. 



jueves, 15 de mayo de 2014

El bélico ser

Iba a crear un título más comercial como "el bello ser" pero puesto que se cambia o cambian las armas por la muerte de los rostros más bellos, hoy será bélico y quizá mañana bello, no lo sé.
Pero son y digo ellos, porque yo al menos no, ignorantes de su propio nombre redundante, y bien. Generación tras generación y aún no hemos llegado a vernos florecer, los que mañana llegarán quizá nos estudien como progresión y nosotros, en el espejo, somos lo contrario a lo que somos o creen que somos o creemos ser. Pero somos. Somos seres engendrados, lo dejo ahí por si alguien quiere discutir sobre el origen, yo pienso en muchas cosas pero una lástima que mis conclusiones sean dudas que conllevan otras. Y bien, no es una mera crítica a la sociedad no, es algo íntegro que pienso cuando escucho a los homos hablar. Y a veces pienso que están privados de razón o que se equivocan, ¿pero quién soy yo para juzgar?
Por eso dudo, dudo incluso de la claridad, dudo de la historia, dudo de la vida, porque nadie absolutamente nadie dice la verdad, excepto su verdad. Ahora, les oigo hablar incluso pensar, les oigo por la televisión, a ese ser que no reconozco con la palabra humanidad, pero que lo es.
Soy pobre de dinero, pero rica en saber, en pensar y en comprender. Soy rica en mi, yo me he hecho rica y con tanta riqueza no sé qué hacer por la sociedad, pues ninguna idea que me puedan aportar me convence o porque atisbo influencias políticas que mucho prometen y las temo. Tal y como temo un interés avaricioso y un frote de manos esperándome.
Temo por mi generación y no por lo pasado, sino por lo que viene después. El día de mañana que amanece sin sol, pero aún confío en que algo o alguien sea capaz de ser un sol... pero temo. Temo por el tiempo que va tan rápido y nosotros, seres, tan sumamente lentos.
Supongo que no soy la única soñadora con ver a todos contentos, pero no sólo veo eso, sino también una igualdad, una unión para hacer la mayor fuerza, el saber, que no ocupa lugar. Y después abolir el hambre y la sed y no sólo físicas, también mentales, porque de no usarnos quizá llegue el día que directamente nazcamos descerebrados. ¿Qué va a ser de nosotros? Si somos capaces de todo, excepto a arriesgarnos a morir, porque algunos mecanismos funcionan así. El temor de la muerte hará al que empuñe el arma tan fuerte que incluso sin arma creerás que te va a matar por el simple hecho de ser capaz de mencionarlo. Somos guerra y hay quien nos ve cuerpos. No hay nada peor que crean que estás vacío por dentro.

Pero, si hemos sido capaces de llegar hasta aquí, quién nos impide la luz terrenal.


sábado, 10 de mayo de 2014

La no poesía

Hablaba una vez un piano en la orilla del mar y yo lo miraba como quien mira al horizonte y nunca tiene la certeza de dónde acaba. Yo me estremecía en cada nota, yo sentía sin querer. Y él me consumía entre sus cuerdas, se enredaba en mi voz y era capaz de sacarme las palabras más bellas. Él me hacía revelar mi secreto a la humanidad, y yo no quería pero mis pestañas se dejaban llevar. Susurraba el viento y la arena se posaba en mi, acariciábame la roca que un día fue. Y por mi parte, sentía la semejanza en lo más hondo de mis pulmones, querría explicarme con ligera certeza, pues no es ahí, es justo dónde eres capaz de detener el mecanismo tan complejo de un reloj, justo ahí. Me oprimía el pecho y algo así. De las rocas a mi y el tiempo siempre aquí, de lo que soy a lo que un día fui y qué sencillez tan falsa recordar un pasado tan reciente. Pero ya no duele, o tal vez sí. Creo que un día fui roca, y aquí me convertí, tras tiempo en arena, y fui a parar al horizonte, dónde antes dije que no sabía dónde acababa. Estaré perdida y sabré que lo estoy, porque lo sé, pero el dónde aún es mi duda constante. El piano silenció, y mis pensamientos por un momento también. Y por una vez no pensé en nada pero fue tan efímero que no recuerdo pensarlo y volverlo a sentir. Pero volvió a hablar el piano y abracé mis rodillas con miedo a que sin mi echaran a bailar. Lloró entonces el cielo cristal y no pude conmigo misma y me dejé llevar. Gota a gota, nota a nota, una bailarina torpe en la orilla del mar. El pelo empapado, los pies agrietados, las manos arrugadas, y la sonrisa sin razones ni motivos o quizá sí. La cordura daba volteretas con mi torpeza, hasta cuando paré no supe ningún por qué. Por qué hago y por qué dejo de hacer, y soy. Soy un reloj que el día menos pensado descubre un nuevo mecanismo y se conoce un poco mejor, soy la locura y la cordura que se conocen entre sí y saben un poco más de cada una. Soy. Humana porque la humanidad lo decidió así. Tan lejana como quién mira el mar, tan arena que vive en el mar. Fría como estar a bajo cero y aún así siento. Por favor, que no cese el piano de hablar. Y cesó. Ya no hay piano ya no hay lluvia, nunca hubo ambos dos. Nunca son sin. Y dejarlo así, sin acabar, porque la vida es una poesía ina...

Y no fue piano sin pianista y nunca fue lluvia sin mi. 


domingo, 4 de mayo de 2014

Poesía azul

Hoy el olor a rosas rojas recién cortadas me besa los pulmones y yo me dejo llevar, pudiendo ser capaces de dejarme casi inconsciente y caminar. Por mis temores más amados y mis amores más temidos, de sin querer, sin darme cuenta y sin querer, dar un paso más y caerme por el precipicio que lleva mis entrañas.
La casualidad dijo que fue sin querer, pero yo no la creo y no sé por qué. Huele tantos días a rosas, sin haberlas, sin posarse en mi lecho recién cortadas. Aunque los días sean grises como mi corazón. Pero solo a veces, cuando las nubes me nublan la razón. Hoy te pienso ¿y qué día no? hoy como tantos otros te echo de menos. Qué te voy a decir, si seguro que por mis pensamientos sucumbe hasta el cielo, y por eso llueve. Llueve aquí adentro. Intrínseco como tú, tan presente y tan lejana que te perdí un Diciembre por allá en el tiempo y hoy, hoy querida te echo de menos. Cada día te sueño y cada día mis lágrimas susurran que cuando abra tu puerta no estarás ahí. Pues no abriré tu puerta, no es que cambiaras la cerradura si no que no sé cual es tu nuevo hogar, no sé dónde estás. Pero te siento aquí, tan cerca que te puedo respirar y si en mis sueños apareces por algo será. No te veo, pero te sueño igual. Te tengo guardadita en mi baúl, dónde guardo la memoria y tus recuerdos, tus abrazos y te quieros, dónde te guardo como si fuera ayer cuando dejé de sentir tu piel. Igual no lloro lo suficiente para que me vengas a abrazar o igual es que no sé llorar. Cuando lloro guardaría mis lágrimas y te haría un mar.
Y, ahora imagínate que me siento en la orilla a esperar, y es mi mar, pero no sé dónde acaba y no sé a dónde llegará. Como tampoco tengo la certeza de si tú sentada en la otra orilla estarás, pero te oigo, escucho tus latidos allá por dónde miro, y siento que estás. Pero no estás y yo te siento, y creo que me estoy volviendo loca de tanto pensar(te). Y cuántos mares y madres faltarán, yo te quiero y pongo mi alma en venta por verificar aquello que siento. Quizá sea la cordura pero te pienso y siento, te miro y siento, y no estás.

Aún guardo fotos que no me mandaste imprimir
y cuando no es tu día. "Mi tesoro"

lunes, 28 de abril de 2014

Aún hay ignorantes que no saben coger un pincel

Habrá que tener paciencia para que el corazón haga callo, ya que en las despedidas aún llora, te susurra y te miente, dice "no lloraré" y es un mar de lágrimas.

Miré el cielo gris y sonrió, como nunca jamás lo había visto y se me encogió el corazón. Fuimos dos poetas equivocados de época, confundidos entre tanto descubrimiento y nada por descubrir, hasta que yo te vi y tú, querido, me viste a mi. El tren gruñe entre humo negro y mecanismos extravagantes, mis agujas me llegan a los pies y un día voy a tropezar. A ver si mi poeta me levanta de este suelo que en ocasiones confundo con sueño y ya no sé si es real o qué es la realidad y cuando no. Pues verás, antes de dormir veo la luna subiendo escaleras al cielo y tengo tanto miedo de que tropiece, que en el fondo lo deseo. Quizá suena brusco, pero quiero la luna en mi cama y a ti en el escritorio, haciéndome reír, entre versos y besos que me hagan creer. Tengo fe y no la busco a tientas en el cielo, ni de rodillas en una madera crepitante, porque reside en mi y cómo lo hago para mirarme, para buscarme dentro y decir, esta aquí. Pero la cuestión es la luna, qué hace que no esta en el cielo, qué hace siendo dos y en cada una de tus pupilas, no lo sé, pero bien podía ser mi reflejo, y yo verme reflejada en ti. Quiero decirte que, en estas noches de luna te echo de menos, quiero confesarte que no te encuentro en el vacío que me rodea, pero te veo reflejado en mi. Y es que tú, eres yo, eres mi ser. No por favor, no pienses que estoy loca y esto es algo onírico, pero lleva un mienteme. Aún hay ignorantes que no saben coger un pincel y ellos dicen ser artistas cuando no saben ni que son, pero son algo, que no ocupa lugar en mi razón. Sin embargo, te miro y pienso antes de hundirme que tú, tú mi amor, tienes la destreza de coger el pincel, de no dibujar nada y decirme, mirate. Y yo, de corregirte diciendo, miranos. ¡Ay si tú supieras! Que no me entiendo, ni cabe en mi, que sin querer te sueño y sin saberlo pienso en ti, se me va la cordura en el andén y no pienso correr. Pero por ti, no hay estación, ni tren ni mundo, que no sea capaz de ver y sin dudarlo echar a correr.
Cuando te veo dormir empuño un arma blanca por si la luna me dice, ¿qué hace una de mis estrellas caída del cielo? y si osa usar un posesivo, juro por lo escrito, que sin dudarlo la mataré. Pero sólo quería decirte, que el lienzo en blanco es el primer día de el resto de nuestras[...] y acábame tú.

sábado, 12 de abril de 2014

Dramas y caballeros

Erase el cuerpo de una mujer amaneciendo un viernes con la ausencia de esperanza de un domingo por la tarde. La misma que a otros ojos es un ángel y que en el rincón de su cama es el monstruo de todas las pesadillas de la humanidad, y se abraza a sí misma. -¿Qué culpa tengo yo de ser?- 

La ciudad es una gran pista de baile, dramas y caballeros saldrán con sus mejores galas, ellas con Chanel nº5 y ellos con un mal nudo de corbata. Ellas con un "esta noche estoy vacía" y ellos con un "esta noche soy tuyo, pero mañana...". Ellas dramas y ellos caballeros. Y al fin y al cabo, sólo nos cambia una vocal.
La hipocresía sale con máscara, porque hoy es la gran noche y mañana, mañana será otro día. - Qué mágicos son los hipócritas que hacen que nada parezca real, que asombroso resulta que no sepas dónde hay truco y más aún que pase lo que pase aún queda un as. -
La máscara de un monstruo veneciano abrió las puertas, sus pestañas alzaron el vuelo y atónitos, observaron.
Justo las doce de la madrugada y al corazón se le calló el zapato de cristal. Olvidó el corazón, olvidó el zapato, olvidó quién era y sólo bailó. Qué bello monstruo bailando ballet. Y  aquellos ignorantes no vieron quién. Nos diferenciamos en ella o él, pero la hipocresía sólo entiende humano. El viento quedó mudo, el cielo no se echó a llorar e incluso diría que el mundo dejó de girar. Entonces todo se dejó llevar, a su son, a sus latidos, a sus pulmones respirar. Cesó el pianista y cesó su cuerpo. Un hombre se acercó y la miró fíjamente a los ojos y ella, no vió nada. No había reflejo, ni había alma, no había hombre, ni había nada. Entonces susurró, ¿quién anda ahí? y nadie contestó. Empuñó la valentía que no tenía, y él dijo ¿quién es el monstruo?, ella inexpresiva dijo soy quién mejor se conoce para saber que los monstruos también bailan ballet, él volvió a preguntar ¿eres? y ella dijo, soy 

Cada noche mi cama no está vacía, pues duermo conmigo misma, cada noche mi cabeza no piensa sóla, pues pienso conmigo misma, cada día de mi vida sabré que soy un monstruo, como también sabré que puedo ser ballet, y no soy hipócrita, sólo soy un ser, y tú sólo me verás los pies.


Los monstruos también bailan ballet y duermen con unas gotas de Chanel nº5

lunes, 31 de marzo de 2014

Sara

Suelo irme a la cama con la conciencia intranquila, no por un error que me atormenta o algún suceso traumático, no. Antes de conciliar el sueño, tengo que conciliarme. Me arropo justo hasta debajo de la nariz, manías que siguen conmigo desde que sabía que había un monstruo debajo de mi cama, y una vez con mi manía satisfecha llega la hora de no dejarme tranquila inmediatamente con un buen sueño.
A veces pienso que puedo despertarme como una de esas veces que sueñas que caes por las escaleras porque tu corazón necesita un impulso ya que cree que estás muerta. ¿Y quién le dice que no?
Durante el tiempo vivido hay hechos, acciones y pensamientos que sinceramente no me dejan respirar del todo, siento como si los conductos de mis pulmones tuvieran algo que los obstruye y digo algo porque temo elegir un nombre al azar y acertar. Entro en el estado de niebla, me explico, es una sensación abrumadora y asfixiante, esa niebla me apaga pero no llega a consumirme, simplemente es capaz de bajar mi cuerda visibilidad y hacerme vulnerable a mis propias palabras. Físicamente también la siento. Pues bien, cuando esto ocurre y siendo absolutamente capaz de controlarlo, hago lo contrario, dejo que esa niebla me consuma lentamente. Mi mayor defensa es mi peor ataque, las palabras. Cavilando comienzo a llegar a un momento cronológico exacto,  detengo el tiempo y lo vivo como si fuera ayer, tan ayer que soy capaz de llorar por dentro.
Hay una chica que no sabe defenderse, o sí sabe pero no sé por qué razón permanece muda, se convierte en su propia tortura. Me torturo. Y la evasión del mundo es tan abismal que no parezco humana. Esa chica hiere. Es consciente, porque lo es, de que hace daño pero aún así lo hace. ¿Es acaso mala persona? Realmente opino que . Pero todo es más complejo que una respuesta tan simple, es el origen de esa respuesta y para llegar a él, hay que abrir desde la piel. A esa misma chica un día sin saber cómo ni por qué, la niebla la abandona y en un futuro tan reciente que es el presente, sabe que fue por ella misma.
El origen es como siempre la presión social y sus consecuencias destructivas. No, no del todo, porque podía haber sido más fuerte que todo eso. Y ¿sabes qué? que no lo fui. 
PERO, soy capaz de retractarme, se asumir la responsabilidad de ser yo y aunque me rompa el orgullo, capaz de reconocer todos y cada uno de mis errores. Y lo mejor de todo es mi secreto, ¿cómo ser tan fuerte? Obviamente no voy a desvelarlo, porque lo mejor de mi secreto es que no me conozco tanto como para saberlo, pero creo que voy encaminada preguntándome qué puede ser. Y lo mejor ¿qué o quién quiero ser? Soy una persona tan fuerte, que muchos días me hundo en mi propia existencia y sé cómo sacarme, con palabras. Sin duda el secreto esta en ellas, aunque la humanidad no lo comprenda. Mi cabeza me decía si tienes miedo lucha físicamente hasta que mi cabeza y el apoyo de una madre me dijo, recapacita. Y lo hice sin apenas conocerme, viviendo ajena a mi presencia y adoptando el papel de sombra en vez de carne y hueso. Entonces me dejé llevar en el arte de las palabras. Y tengo la fuerza, el control y la capacidad de saber hundir a alguien con ellas, como también de bucear hasta su corazón y tirar de él hacia arriba para que salga a la superficie. Las personas somos capaces de todo, y esa chica también lo es. Hoy en día tiene un blog, que utiliza para respirar por decirlo de forma poética. Aquí escribo y son tan libre que no me pesan los pulmones y siento que quiero seguir viviendo y descubriendo que no es que sea capaz de llegar a algún lugar, si no que no tengo límite. Me quitarán la razón, intentarán destruirme, serán capaces se no saber qué personas son, pero yo sí y soy más fuerte que cualquier acción humana.
Sólo soy una chica que vive en un lugar, que tiene una vida, y que somos muchos en el mundo. Soy una chica que en su día se sintió mala persona y con valentía asume cierto concepto propio y se retracta. Ahora puedo hacer sonreír a una persona y sólo quien lo hace sabe que el sentimiento es sin duda, el mejor, junto con saber quién eres.

sábado, 29 de marzo de 2014

¿Y cuando se me caiga el cielo qué hago? - Dijo un hombre con las manos en los bolsillos. - Sería como coger el cristal. - Entonces no usaré las manos. - Estás loco si crees que el cielo se coge con las manos.

viernes, 28 de marzo de 2014

El rostro del caminante sobre las nubes

¿Quién no ha visto las puertas del paraíso

Forja bañada en el color de cualquier metal precioso y precisando que, es el color no el metal, al fin y al cabo las lágrimas oxidan el corazón, por muy bañado en oro, por ejemplo, que esté.
El problema de la humanidad, es que los ojos ven humanos donde están las fauces del lobo. Y claro, abrimos el paraíso etéreo como presas inconscientes del acecho de un peligro cercano.
La humanidad es el error más humano jamás habido. Bandeja de plata para un corazón. "Siento como se me clavan mil miradas" ¿y sabes dónde lo hacen? En el pecho, porque he ahí la perdición.
Un día gris perla, no como otro cualquiera, tuve el valor de mirar hacia dolor reciente, acostumbro a cambiar el pasado por dolor y así me va, y vi que me había cerrado las puertas del paraíso y casualmente, creía mi corazón, que se habían olvidado de meterme. Insensato. En efecto, olvidé no tirar la llave al vacío por si algún día se me antojaba echar un vistazo al polvo depositado en mi antigüedad. En efecto, olvidé cruzar la puerta antes de que sería tan tarde que el arrepentimiento sería capaz de ser insomnio de madrugada. En abrigo tan irónicamente azul como el cielo, guardé mis manos, pues la ausencia de un corazón es la sensación del concepto "gélido". Me vacié por miedo al día de mañana. Porque soy así, predije que ese día conllevaría tormenta y hoy es el cielo gris.

Entonces fui caminante, el mismo que Friedrich creó de carne y hueso en trazos de pincel, y como del Romanticismo en su esplendor, soy un mero sentimiento exaltado dejándose llevar por lo que depararán las nubes, pero que la humanidad crea que no tengo corazón y que sea un secreto entre mi paraíso y yo. Y todo esto en una sociedad en putrefacción.

Tiré la llave, olvidé cruzar la puerta, pero siempre supe que aún vacía alguien podía morderme el corazón


miércoles, 26 de marzo de 2014

Vida, sueño muriendo;
Sueño la vida mientras muero y el sueño le vivo mientras no sé si estoy viviendo. 
- Disculpeme, ¿eso quiere también decir que sueño mientras sigo muriendo? 
Nacemos muriendo pero, ¿la vida es o no es un sueño? Entonces, ¿vivir o morir viviendo?, ya la vida sea o no un sueño, ¿y si es un sueño? Igual muriendo despertemos. 

domingo, 9 de marzo de 2014

RAVEN'S HYMNAL

Abriéronse las puertas del cielo en el óbito crepuscular y un hombre de plumaje negro, aquel hombre, atreviose a cruzar.
Larga nariz tenía y brillaban más sus ojos que las estrellas pacientes en un cielo azul oscuro casi negro. Sus pisadas se enredaban con el susurro del viento entre el mármol y las almas de los muertos. Así se alzaba el cementerio, en una colina donde la soledad y el sueño serían eternos. Silbaba pues el hombre, el himno de los cuervos y entonces aquel lugar, se llenó de ellos. Su sombra de córvido majestuoso hacía a la vida temer, aguardando con recelo fuera de las puertas del cielo. No se detuvo a observar a algún necrófago manjar, prosiguió su destino, con los ojos negros perdidos perdidos en el vacío existencial. El hombre giró a la izquierda y por fin, se detuvo.
En la luz consumiéndose podíamos observar lo que él en silencio sus pupilas miraban y no siendo capaz de aún averiguar el nombre, pude ver un epitafio que decía así:

¿A qué temen los cuervos? A amar

Meros entonadores de un futuro réquiem temiendo amar.
Los cuervos viven y cuando aman saben cuándo llegará muerte, miran al amor de su vida y creen que aun acertando siempre, por una vez se equivocarán y sí, están equivocados si piensan que podrán engañarse a sí mismos, a la propia muerte. E aquí un cuervo enamorado de los restos de lo que un día fue su amor, con la vana esperanza de que tras esa lápida aún palpite un corazón, aún se pueda ver en el pecho la respiración. Su pico rompería el mármol en mil pedazos y sería la llave del ataud, sin duda al abrirlo se quedaría esperando, paciente como quien espera eternamente, hasta el día en el que los ojos sin vida volvieran a abrirse. Los sabios secos pronunciarían las palabras más bellas y habiendo olvidado a utilizar el cuerpo, el cuervo se abrazaría a las costillas de quién amó, ayudándole a erguirse en la vida que piensa que no acabó. Pero en vez de semejante acto, sólo se digna a observar, a clavar el reflejo del alma más allá de un nombre y un epitafio.

El hombre alzó su ala y la posó sobre su pecho y aquella vez, no latió el corazón

El silencio de los cuervos ahogaba el lar. El hombre notó su presencia enjaulada, caviló unos instantes hasta que llegó a la conclusión de que era la hora. Era el momento en el que el cuervo anuncia su muerte, cuando su mester debería ser anunciar la muerte de cualquier inocente.
Su plumaje iba desnudando su piel, cayendo con letargo al suelo, donde hace años pisaba él, con el reloj de la vida acabando de florecer. Se dejó morir, entonces el réquiem de los cuervos sembró la noche no sólo en el cielo, si no en la faz del mundo entero. En la desnudez del cuervo hallóse la piel nívea siendo símbolo del vacío de aquel cuerpo. Todos los ojos se clavaron en el cielo, y la luz enmudeció al silencio.

Ha muerto el cuervo, ha muerto el hombre, ha muerto su temor a amar viviendo.  

viernes, 7 de marzo de 2014

Instrucciones conciliar el sueño

Paso número 1:

- Déjate llevar.

OSCURIDAD

Miraba el tragaluz, acostada en la cama y cuánto más miraba el cielo tras el cristal, más temía que se cayera. Cualquiera dudaría de la cordura que no me acompaña, pero yo realmente lo he creído. Cuántas veces he creído en algo que ni yo misma creería si probablemente fuera tan normal de no pensar en nada. Pero me hice así, un poco más grande que la medida de la vida, por si algún día ésta quería ahogarme ser capaz de saber nadar.
Esta madrugada abrí los ojos en un mundo con una tonalidad grisácea, no estaba segura de si esta era la realidad pero como nunca estoy segura de ello, caminé. Dejé la cama tras de mi, y me volví, pues juraría haberme visto acostada.
Vivo en un lugar donde la madera ruge, pero estoy sola. Aunque oiga pasos, sé que no es más que el viento que juega, o eso me obligaron a creer de pequeña para poder conciliar el sueño. Bajé las escaleras, mientras mi mano se deslizaba por la barandilla, era algo que me tranquilizaba por dentro, una costumbre que con el tiempo se había hecho una manía agradable. Una brisa heladora me retuvo antes de bajar el último peldaño, y algo se aproximó a mi nuca. Me quedé paralizada por la incertidumbre, giré lentamente la cabeza y no vi absolutamente nada que no hubiera visto antes, mi hogar. Me acaricié la frente, cerré los ojos y coloqué el pelo detrás de la oreja, acto seguido deshice la acción. Fui a la cocina, a beber un vaso de agua, quizá aún seguía adormilada, un buen vaso de agua fría me devolvería a mi ser. Me pasaría la vida escuchando el sonido del agua contra el cristal, era la armonía que incluso podía imaginar barcos surcando los océanos, sirenas cantando y monstruos marinos jamás vistos, el agua se deslizaba por mi garganta cuando de pronto el peso de una mano me apretó con fiereza. El cristal se hizo mil pedazos en el suelo y por un momento no sentí ni que mi piel era mía, quería concentrarme por oír, por saber, pero sólo se escuchaba mi corazón haciendo eco en cada rincón. Las manos me temblaban y no sabía cómo reaccionar, no sabía ni qué pensar. Me quedé quieta y seguro que  mi palidez era la que iluminaba allí donde me encontraba, tenía tanto miedo a la ignorancia de lo qué ocurría que no moví un músculo. Entonces de reojo, vi a alguien en el espejo, quieta. Un sudor frío comenzó a punzar cada vértebra y mi respiración apenas existía, estaba cerca del pánico. Giré la cabeza, otra vez, y me acerqué al espejo, con sigilo, creo que me transformé en gato. Era un gato. Había alguien en el espejo. Entonces me puse enfrente de él, me miré el rostro y busqué mis ojos. Empecé a jadear, no tenía ojos, empecé a no poder respirar. ¿Cómo puedo verme y no ver mis ojos? ¡¿CÓMO?! Entonces las oscuridad tendió las manos, grité tan algo que el cielo se cayó, rompiendo todas las ventanas, todas las puertas, toda la casa. El espejo me cortó la garganta, las mejillas y la zona de las costillas y huí como un animal que sabe que su muerte esta en las manos del cazador. Era presa del pánico.
Subí corriendo a mi habitación mientras las escaleras caían tras de mi. Se ha caído el cielo. Cerré la puerta y esta se quebró, la miré sin ver nada y alguien llamó a la puerta, sin voz alguna. Me arrinconé contra la pared, y vi un cadáver en mi cama. No podía gritar, no podía sentir, no podía saber qué era dolor porque no sentía. Tampoco sabía qué hacer, porque no era yo. Pero el cadáver era nítido, el cadáver era lo único que veía, porque era yo. Yo era yo y el cadáver era yo, entonces la cordura acabó transformándose en supervivencia y en el monstruo que habitaba en mi. Sería capaz de arrancar el corazón a aquel que intentara acabar con mi vida, ¿pero qué demonios me pasaba? ¿cómo era capaz de ser así? ¿quién era yo? y ¿quién era él? Apreté mi cadáver, lo zarandeé pero mis manos no tocaban porque era como si fuese etérea.
Entonces la oscuridad alzó sus brazos, me retuvo en su pecho y después de verme muerta, comprendí. No había vivido nada de lo ocurrido, o no en la vida real. Era sonámbula con el don de verme dormida y pensar que estaba muerta. Pero hubo algo que jamás se me olvidará, pues la oscuridad me tendió los ojos, porque realmente no había visto nada, porque todo estaba en mi mente y no hay mayor temor que lo que se esconde dentro de nosotros.

domingo, 2 de marzo de 2014

Destino: ________________________ , poesía para mi abuela

Dime cuál es el destino de esta carta que te escribo:

Camisón violeta para mi bella dama, en un lecho de seda con las manos heladas.
Juraría por mi vida que una vez te vi las alas, mientras en el sueño eterno
rozabas mi alma, y esta cayéndose al suelo, rogó por favor el reino de los cielos.
Casi mediodía cuando el reloj que tenemos por vida dejó sus agujas tras de sí.
Mi corazón rugió tan fuerte que se quebró el cielo e incluso el sol se echó a llorar.

La mujer que amó a lo que yo más he amado.
La mujer que dio la vida a la que me dio la mía.
Cuánto te he querido y cuánto te querré.
Cuánto amor te guardo donde nadie lo pueda ver.

Fue la mujer que guardó el tiempo en álbumes y cajas de cartón, en cartas y
en su corazón.
Guardé tu recuerdo en mi memoria, pero dejé la jaula abierta para que vieras
todo aquello que tenía para ti, pues pensé en tus sueños y creé un mundo soñador.
Donde volábamos a un amanecer en un desierto de cañones, y cuando te imaginé
viviendo aquello que tú viviste, pensé que nunca había visto realmente tus ojos,
pues como esa vez jamás los vi.

Recé al cielo sin creer en Dios, porque necesitaba 
la certeza de un destino, por si acaso mis palabras 
llegaban a tus oídos.
Tiene que haber un reino para mi bella dama.

- Mi tesoro...

miércoles, 12 de febrero de 2014

La casa del mar

Alzábanse las olas por los cristales de la casa del mar,
las gaviotas perdiendo plumas alejábanse de su hogar.
¿Qué hogar, mi fiel marinero? Si el mar no tiene dueño.
Su tempestad lejana recuerdase a un soñador sin sueño.
Ni  los preámbulos del sol durmiente capaces serían,
ni tan siquiera la Odisea y su canto de sirenas lo harían.
Pues bravo y vacío de sentimiento y de sentido, era,
necesitábase un alma que en su profundidad cupiera,
tan etérea que su luz interna incapaz se viera de alumbrar,
a barcos hundidos cual destino era una brújula de mar.

Precipitábase un marinero por las puerta del lar
un cuerpo quizá sin vida hundiéndose en los fines del mar.
No hay alma que valga la pena para salvar, pues escuchad
si os reviviría, devolviendo a tierra, mi nombre sería piedad.
Y carezco de tal nombre pues solo os siento sin vida
en el fondo de la mía, allá dónde poso mis pies y erguida
algunos dicen que soy imprescindible en vuestras vidas
y vosotros ¿qué sois? Acaso viviríais sin vuestras almas,
permitidme que lo dude, pues en ese caso ignoro presencia
porque queréis y osáis vivir con lujos sin la propia esencia.

Los pilares de la tierra tienen un fin al final de mi razón
y cada vez que el mundo os teme, me rompe el corazón,
pues acaso marinero ¿puede estar tu vida más hundida que yo?
y tú que buscabas tierra firme estando a mi merced, y yo 
te mostré que no toda la tierra firme se encuentra bajo tus pies.

viernes, 31 de enero de 2014

El pincel de Da Vinci

Con metáforas dicen que nos empezamos a construir a hacer de nosotros algo útil, pero creo que me equivoqué y en vez de coger paja, madera o ladrillo en este mundo de lobos, escogí un pincel.

Empecé a pintarme desde dentro hacia afuera y lo más increíble de un cuadro es el verdadero lienzo blanco, vacío de color, los inicios de la creación, por ahí empecé por pintar mis sentimientos en un boceto impresionista.
Manchas negras en el corazón, para que entre claroscuros no irradiara el color del cristal, ajeno a quienes ven de fuera y no ven nada, pero en un desliz le cubrí los ojos y fíjate que fallo más oportuno dejar ciego a un pobre corazón. Pero surgió la razón con una rosa y su tallo de espinas envolvió mi error no perceptible, tomó su color en cada pétalo, alzó al corazón y juntos hicieron el más bello caos. A veces se me olvida no coger la rosa por las espinas y así me va la vida, mi amor.
Mi memoria siendo el soporte del cuadro recuerda lo increíble que fue dibujarme lo que mis manos harían algún día, entonces alzaron la voz y todo lo que escribí lo pinté y a su vez se lo susurré a la luna presente, ausente de color iluminándome la vida un diciembre tan frío, que ahora empiezo a comprender mi parte de invierno.
Abrumada por la delicadeza de tantos sentimientos me pinté encima un cuerpo (y aún reconozco que fue una gran idea, quizá la mejor) y un paisaje infinito que determinará una fecha su finito.
Era invierno mi paisaje, hasta que dejé que un mero observador, clavara en mi piel sus ojos y mi cuerpo fuera una veladura, cerré los míos y un océano en calma surtió cuando los abrí y estaba tan confusa que te di un pincel, fue sin querer. 
Tú trajiste tu retrato, yo puse el mío y en el lienzo de amor comenzamos la parte de nuestro tríptico.
Entre azules oscuros casi negros nació el reino de invierno en las profundidades del océano, olvidaste que nuestros pulmones necesitaban oxígeno y por ti, te dije que nunca más necesitaríamos pulmones para respirar.
En nuestro reino, decidimos pintar el uno en el otro, nos dejamos vacíos, tú te pintaste en mi y yo me pinté en ti, por eso nunca nos valoramos como personas, porque nos abandonamos para ocupar lo que no veíamos de nosotros mismos, en el otro. No me quiero nada, pero te quiero a ti entonces paso a ser tuya y tú mío, y así pintamos el significado de amar.
A nuestras espaldas un día que dormías, decidí pintar unos espejos, que reflejaban lo que el espectador jamás vería porque no podía estar detrás de nosotros, pinté nuestras almas, pero nunca jamás nadie lo comprendería por eso son tan magníficos los cuadros, porque a veces se te escapan detalles, igual las arrugas de una sábana pueden ser los versos de un poema anunciando la pasión, o tú reflejo en el agua ser tú, y tú tu reflejo...

Esa es la magia de un cuadro y su pintor que el vínculo solo le saben ellos y que nadie sepa su verdadero significado, el significado del "yo" y una vez conocidos, retractarnos y retratarnos en colores más fríos

viernes, 24 de enero de 2014

Nadie le habló de los diamantes a NY

Lo que escriba a continuación puede sonar cruel e igual, es porque lo es:

El viento hace crujir los cristales, que suenan algo así como cuando trago saliva, y las nubes traen tormenta, que es algo así como un efecto colateral de cuando trago saliva por lo que esta cavilando mi cabeza.
Entonces te pienso, y qué error más placentero.

Esta madrugada Jack Daniels se viste de soledad, colocándose la pajarita que horas después permanecerá colgada en el pomo metálico de nuestra habitación.
Cuando los huéspedes se dirijan a sus aposentos, creerán que es sexo e incluso husmearán su olor, pero ellos ignoran que dentro hay una mujer que susurra acostarse con la soledad, de nombre Jack, porque decir 'SOLA' le produce náuseas desde el pensamiento hasta la garganta.
El rimel bajará hasta lo más hondo del pecho, humedeciendo el alma de una enamorada, una de tantas. Se morderá sus labios escarlata, para que no oigan gemidos de lo contrario que quiere que piensen. La cremallera de un vestido de encaje negro, surcando cada vértebra, ciñéndose a las costillas y realzando sus caderas, cremallera que no se rompió con la pasión de sus manos a casi un beso de hacer el amor en la luna llena que embriaga esta nuestra habitación. Y unos tacones capaces de alzar las piernas que tiemblan cuando oyen tu voz ronca en el cuello capaz de perdonarte todos tus pecados si tu lengua roza sus clavículas.
Una jodida alcohólica que se retira sola porque siente que las cicatrices de lo que dejó tu amor dejan de ser plateadas, y tú impasible estarás sentado diciendo 'esta noche fue mágica' a cualquier par de piernas sedientas y pensarás 'qué será de la zorra que me rompió el corazón'.

Y esa zorra, soñará despierta que la abrazas por la espalda.
Y esa zorra, te diré una cosa, solo te ama.
Y esa zorra, el día que se levante de su lecho de lágrimas igual solo desea que te oxides en tu llanto y que al ser posible sea por una buena razón y esa razón, sea yo.


lunes, 20 de enero de 2014

"Querría escribirte la poesía más bella. Pero en un descuido, el corazón tomaría la pluma y dejaría volar sus amores, que anidarían en tu pecho y por no cambiar su rumbo, capaces morirían en tu invierno"

Amores, porque para ti, tengo todos los tiempos verbales dispuestos a amar.

viernes, 17 de enero de 2014

Carta estelar de la mujer que perdió y recuperó su estrella haciendo de su corazón, astrolabio

y creé fuegos artificiales, para iluminar las almas de aquellos que vagan por el vacío en la nada

Las manos alzadas al tintineo de los astros se estremecían al compás con mis costillas, clamando una victoria por aceptar la realidad habiéndole hecho tragar sus palabras al testarudo corazón. Había conseguido en tiempos bélicos ganarme la guerra y esta bella soledad lunar, helaba rencorosa mis pulmones. Surgió el rocío por mis pupilas, lamiéndome hasta la garganta y emané una voz, tan tenue que podía haber sido una confusión con el viento, pero no. Susurré a mis labios una poesía, que me hacía viajar hasta la cama donde hicimos el amor, y conocedora del daño, mi memoria volvería a los recuerdos una y mil veces, aunque la bravía de las aguas llevaría mi cuerpo a las punzantes rocas.

Nunca se ha de pensar en la tragedia del cuerpo sin vida de Ofelia, lo trágico es que nadie supo amar la cordura ausente y sólo los insensatos vieron muerte, donde realmente había amor. 

Es la muerte en vida y no la muerte sin destino. Es el dolor y no físico, de un cuerpo perdido en un mundo irreconocible predestinado al completo olvido. Una mujer cosiendo su corazón con las agujas del reloj, para hilar el tiempo que lo rompió. ¿Qué sientes corazón? 
Y el silencio prende fuego a las cenizas sin previa meditación. Ardiente la pasión se enraíza al cuerpo del hombre que siempre amó, tiemblan las piernas, los labios y las manos a ciegas, acariciando cada constelación. Y de esta a esta, esta mi corazón. Y de esta a esta, estamos tú y yo mi amor. Y de esta a ninguna, esta dónde acaba nuestro amor. 

Un día vi una estrella fugaz y me enamoré y sentí lo mismo que cuando me enamoré de ti. 


viernes, 10 de enero de 2014

Dos gotas de agua lamiendo el ardor escarlata,
buscando el precipicio del mar de lágrimas.
Las lágrimas quebrando en las rocas afiladas,
y las rocas hiriendo en las lágrimas melladas.
Tiemblan las pestañas susurrando a la nada
un lugar donde el polvo aguarde la ocasión
de ser olvido y recuerdo.
Dentro de ti, punzante en tu pecho de porcelana,
bebiendo del tiempo que nos mata.

Dos gotas de agua arañando el alma,
buscando el amor del abismo de calma.
Las lágrimas quebrando en las ojeras insomnes
y las ojeras hiriendo en las lágrimas soñadoras.
Tiemblan las palabras susurrando a los miedos
un lugar donde refugiarse y aguarde la ocasión
de ser presente y en todos tus tiempos.
Dentro de ti, siendo tú en tu cuerpo de lunares
bebiendo del nuestro amor que nos mata.

Tú y yo, siendo dos gotas de agua.


Estás en la cama, llorando, destrozada, rota por dentro, jodida, descompuesta, deshecha, afligida, lúgubre, trágica, funesta, tétrica, mustia, compungida[...]
Y tus palabras fueron 'vale la pena'. Párate un momento a pensarlo porque quizá nunca te lo hayas replanteado, pero valer la pena es que ese momento de felicidad efímera tendrá severas repercusiones y mírate, valió la pena.

sábado, 4 de enero de 2014

The sound of silence

- Ya sabes lo que dicen de las alturas y las caídas. Pero cuando estas en el suelo no hay donde caer y solo de pensarlo siento vértigo. Te preguntarás ¿por qué?

 En algún momento hubo un "caer", una razón, algo donde dejar el cuerpo tendido durante horas. En estos momentos intento pensar y buscar a su vez, ese lugar, pero cuando pienso es vacío y cuando busco sigue siendo vacío. Porque no hay donde caer y no existirá un cuerpo tendido, pensando en sus errores cometidos, no ahogarán las lágrimas la tierra de nadie, porque nadie habrá para llorar.

Entonces, frente a la luz de un flexo que no ilumina mas estorba, un escritor quiere escribir para su propia lectura, traga saliva acompasando a las agujas del reloj, observa el

Y deja lo que iba a decir así, inacabado, como su vida. Al igual que la transición o la propia caída, que no caes a ningún sitio porque todo esta en tu mente o bueno, exactamente nadie lo ve. Podíamos hablar de baja autoestima en todo su esplendor, pero estar en el suelo no significa estar deprimido, simplemente ausente. No ausente de desaparecer y no estar, sino ausente de sentir. Cuando la guerra acaba y no hay guerra ¿de qué sirve un soldado? Podía decirse que me siento como un soldado, que no lucha porque no hay razón de luchar y entonces se replantea su vida, comienza a cavilar en lo mas hondo de su cabeza, llegando a "soy un soldado - no hay guerra" ¿entonces ahora qué soy? He colgado un anuncio en mi alma, por si algún día me leo y tengo respuestas "soldado busca lucha", pero me hago tan poco caso que temo que no habiendo nada todo este perdido.
 Retírense de sus puestos, aunque esto aquí no haya acabado. Aquí no. No exactamente.