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viernes, 31 de enero de 2014

El pincel de Da Vinci

Con metáforas dicen que nos empezamos a construir a hacer de nosotros algo útil, pero creo que me equivoqué y en vez de coger paja, madera o ladrillo en este mundo de lobos, escogí un pincel.

Empecé a pintarme desde dentro hacia afuera y lo más increíble de un cuadro es el verdadero lienzo blanco, vacío de color, los inicios de la creación, por ahí empecé por pintar mis sentimientos en un boceto impresionista.
Manchas negras en el corazón, para que entre claroscuros no irradiara el color del cristal, ajeno a quienes ven de fuera y no ven nada, pero en un desliz le cubrí los ojos y fíjate que fallo más oportuno dejar ciego a un pobre corazón. Pero surgió la razón con una rosa y su tallo de espinas envolvió mi error no perceptible, tomó su color en cada pétalo, alzó al corazón y juntos hicieron el más bello caos. A veces se me olvida no coger la rosa por las espinas y así me va la vida, mi amor.
Mi memoria siendo el soporte del cuadro recuerda lo increíble que fue dibujarme lo que mis manos harían algún día, entonces alzaron la voz y todo lo que escribí lo pinté y a su vez se lo susurré a la luna presente, ausente de color iluminándome la vida un diciembre tan frío, que ahora empiezo a comprender mi parte de invierno.
Abrumada por la delicadeza de tantos sentimientos me pinté encima un cuerpo (y aún reconozco que fue una gran idea, quizá la mejor) y un paisaje infinito que determinará una fecha su finito.
Era invierno mi paisaje, hasta que dejé que un mero observador, clavara en mi piel sus ojos y mi cuerpo fuera una veladura, cerré los míos y un océano en calma surtió cuando los abrí y estaba tan confusa que te di un pincel, fue sin querer. 
Tú trajiste tu retrato, yo puse el mío y en el lienzo de amor comenzamos la parte de nuestro tríptico.
Entre azules oscuros casi negros nació el reino de invierno en las profundidades del océano, olvidaste que nuestros pulmones necesitaban oxígeno y por ti, te dije que nunca más necesitaríamos pulmones para respirar.
En nuestro reino, decidimos pintar el uno en el otro, nos dejamos vacíos, tú te pintaste en mi y yo me pinté en ti, por eso nunca nos valoramos como personas, porque nos abandonamos para ocupar lo que no veíamos de nosotros mismos, en el otro. No me quiero nada, pero te quiero a ti entonces paso a ser tuya y tú mío, y así pintamos el significado de amar.
A nuestras espaldas un día que dormías, decidí pintar unos espejos, que reflejaban lo que el espectador jamás vería porque no podía estar detrás de nosotros, pinté nuestras almas, pero nunca jamás nadie lo comprendería por eso son tan magníficos los cuadros, porque a veces se te escapan detalles, igual las arrugas de una sábana pueden ser los versos de un poema anunciando la pasión, o tú reflejo en el agua ser tú, y tú tu reflejo...

Esa es la magia de un cuadro y su pintor que el vínculo solo le saben ellos y que nadie sepa su verdadero significado, el significado del "yo" y una vez conocidos, retractarnos y retratarnos en colores más fríos

viernes, 24 de enero de 2014

Nadie le habló de los diamantes a NY

Lo que escriba a continuación puede sonar cruel e igual, es porque lo es:

El viento hace crujir los cristales, que suenan algo así como cuando trago saliva, y las nubes traen tormenta, que es algo así como un efecto colateral de cuando trago saliva por lo que esta cavilando mi cabeza.
Entonces te pienso, y qué error más placentero.

Esta madrugada Jack Daniels se viste de soledad, colocándose la pajarita que horas después permanecerá colgada en el pomo metálico de nuestra habitación.
Cuando los huéspedes se dirijan a sus aposentos, creerán que es sexo e incluso husmearán su olor, pero ellos ignoran que dentro hay una mujer que susurra acostarse con la soledad, de nombre Jack, porque decir 'SOLA' le produce náuseas desde el pensamiento hasta la garganta.
El rimel bajará hasta lo más hondo del pecho, humedeciendo el alma de una enamorada, una de tantas. Se morderá sus labios escarlata, para que no oigan gemidos de lo contrario que quiere que piensen. La cremallera de un vestido de encaje negro, surcando cada vértebra, ciñéndose a las costillas y realzando sus caderas, cremallera que no se rompió con la pasión de sus manos a casi un beso de hacer el amor en la luna llena que embriaga esta nuestra habitación. Y unos tacones capaces de alzar las piernas que tiemblan cuando oyen tu voz ronca en el cuello capaz de perdonarte todos tus pecados si tu lengua roza sus clavículas.
Una jodida alcohólica que se retira sola porque siente que las cicatrices de lo que dejó tu amor dejan de ser plateadas, y tú impasible estarás sentado diciendo 'esta noche fue mágica' a cualquier par de piernas sedientas y pensarás 'qué será de la zorra que me rompió el corazón'.

Y esa zorra, soñará despierta que la abrazas por la espalda.
Y esa zorra, te diré una cosa, solo te ama.
Y esa zorra, el día que se levante de su lecho de lágrimas igual solo desea que te oxides en tu llanto y que al ser posible sea por una buena razón y esa razón, sea yo.


lunes, 20 de enero de 2014

"Querría escribirte la poesía más bella. Pero en un descuido, el corazón tomaría la pluma y dejaría volar sus amores, que anidarían en tu pecho y por no cambiar su rumbo, capaces morirían en tu invierno"

Amores, porque para ti, tengo todos los tiempos verbales dispuestos a amar.

viernes, 17 de enero de 2014

Carta estelar de la mujer que perdió y recuperó su estrella haciendo de su corazón, astrolabio

y creé fuegos artificiales, para iluminar las almas de aquellos que vagan por el vacío en la nada

Las manos alzadas al tintineo de los astros se estremecían al compás con mis costillas, clamando una victoria por aceptar la realidad habiéndole hecho tragar sus palabras al testarudo corazón. Había conseguido en tiempos bélicos ganarme la guerra y esta bella soledad lunar, helaba rencorosa mis pulmones. Surgió el rocío por mis pupilas, lamiéndome hasta la garganta y emané una voz, tan tenue que podía haber sido una confusión con el viento, pero no. Susurré a mis labios una poesía, que me hacía viajar hasta la cama donde hicimos el amor, y conocedora del daño, mi memoria volvería a los recuerdos una y mil veces, aunque la bravía de las aguas llevaría mi cuerpo a las punzantes rocas.

Nunca se ha de pensar en la tragedia del cuerpo sin vida de Ofelia, lo trágico es que nadie supo amar la cordura ausente y sólo los insensatos vieron muerte, donde realmente había amor. 

Es la muerte en vida y no la muerte sin destino. Es el dolor y no físico, de un cuerpo perdido en un mundo irreconocible predestinado al completo olvido. Una mujer cosiendo su corazón con las agujas del reloj, para hilar el tiempo que lo rompió. ¿Qué sientes corazón? 
Y el silencio prende fuego a las cenizas sin previa meditación. Ardiente la pasión se enraíza al cuerpo del hombre que siempre amó, tiemblan las piernas, los labios y las manos a ciegas, acariciando cada constelación. Y de esta a esta, esta mi corazón. Y de esta a esta, estamos tú y yo mi amor. Y de esta a ninguna, esta dónde acaba nuestro amor. 

Un día vi una estrella fugaz y me enamoré y sentí lo mismo que cuando me enamoré de ti. 


viernes, 10 de enero de 2014

Dos gotas de agua lamiendo el ardor escarlata,
buscando el precipicio del mar de lágrimas.
Las lágrimas quebrando en las rocas afiladas,
y las rocas hiriendo en las lágrimas melladas.
Tiemblan las pestañas susurrando a la nada
un lugar donde el polvo aguarde la ocasión
de ser olvido y recuerdo.
Dentro de ti, punzante en tu pecho de porcelana,
bebiendo del tiempo que nos mata.

Dos gotas de agua arañando el alma,
buscando el amor del abismo de calma.
Las lágrimas quebrando en las ojeras insomnes
y las ojeras hiriendo en las lágrimas soñadoras.
Tiemblan las palabras susurrando a los miedos
un lugar donde refugiarse y aguarde la ocasión
de ser presente y en todos tus tiempos.
Dentro de ti, siendo tú en tu cuerpo de lunares
bebiendo del nuestro amor que nos mata.

Tú y yo, siendo dos gotas de agua.


Estás en la cama, llorando, destrozada, rota por dentro, jodida, descompuesta, deshecha, afligida, lúgubre, trágica, funesta, tétrica, mustia, compungida[...]
Y tus palabras fueron 'vale la pena'. Párate un momento a pensarlo porque quizá nunca te lo hayas replanteado, pero valer la pena es que ese momento de felicidad efímera tendrá severas repercusiones y mírate, valió la pena.

sábado, 4 de enero de 2014

The sound of silence

- Ya sabes lo que dicen de las alturas y las caídas. Pero cuando estas en el suelo no hay donde caer y solo de pensarlo siento vértigo. Te preguntarás ¿por qué?

 En algún momento hubo un "caer", una razón, algo donde dejar el cuerpo tendido durante horas. En estos momentos intento pensar y buscar a su vez, ese lugar, pero cuando pienso es vacío y cuando busco sigue siendo vacío. Porque no hay donde caer y no existirá un cuerpo tendido, pensando en sus errores cometidos, no ahogarán las lágrimas la tierra de nadie, porque nadie habrá para llorar.

Entonces, frente a la luz de un flexo que no ilumina mas estorba, un escritor quiere escribir para su propia lectura, traga saliva acompasando a las agujas del reloj, observa el

Y deja lo que iba a decir así, inacabado, como su vida. Al igual que la transición o la propia caída, que no caes a ningún sitio porque todo esta en tu mente o bueno, exactamente nadie lo ve. Podíamos hablar de baja autoestima en todo su esplendor, pero estar en el suelo no significa estar deprimido, simplemente ausente. No ausente de desaparecer y no estar, sino ausente de sentir. Cuando la guerra acaba y no hay guerra ¿de qué sirve un soldado? Podía decirse que me siento como un soldado, que no lucha porque no hay razón de luchar y entonces se replantea su vida, comienza a cavilar en lo mas hondo de su cabeza, llegando a "soy un soldado - no hay guerra" ¿entonces ahora qué soy? He colgado un anuncio en mi alma, por si algún día me leo y tengo respuestas "soldado busca lucha", pero me hago tan poco caso que temo que no habiendo nada todo este perdido.
 Retírense de sus puestos, aunque esto aquí no haya acabado. Aquí no. No exactamente.