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viernes, 23 de noviembre de 2012

SER humano. SER o NO SER.

"Siempre hay tiempo para ti, mi fiel Invierno".
La ciudad tan frívola como siempre y el corazón temiendo la razón de ser quién es. Porque siempre somos aunque no queramos ser. 
Busco algo que quizá no se encuentre entre el gentío, pero no lo sé hasta que el destino me hace caer de bruces contra el suelo y ruedan mis esperanzas hasta caer por una alcantarilla ebria. Con las rodillas heridas pero más herida la mente que la presencia continúo, pues no hace falta detenimiento para buscar filosofía, pues no llegaré a una conclusión. No habrá fin en el Universo hasta que alguien choque con el telón y el escenario caiga al vacío como el mundo que esta en nuestras manos y nuestras manos son su destrucción. Los humanos somos tan predecibles como siempre. 
Llegar hasta aquí, para no saber cuando moriré ni que será de mi cuando sea cenizas. Para ser una incertidumbre pensante, temiendo la realidad y prisionera de sus brazos. 
El pianista entona un réquiem y cuando le conoces, ves a la compositora muerte.

El ser, tan efímero como la vida. Tan imprescindible la como la guerra para la paz. No vuelan las palomas blancas en el cielo, porque no hay cielo para el odio. No existe el cielo para quien muere a manos de un soldado ni cielo para arrepentirse por los hechos cometidos. 
Pero siempre habrá un lugar, desconocido pues nadie vivió para contarlo. 
De mientras la vida invade la tierra y la muerte el subsuelo. Y aquí estamos, condenados a Maslow.



viernes, 16 de noviembre de 2012

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Los latidos de la lluvia:

"Los corazones solitarios surcarán las calles y cuando el cielo cese de llover, darán un vuelco".

Erase una vez, en un pasado reciente con olor a vainilla, surcaron las calles los corazones. Atraídos por el deseo de que nadie supiera quienes son, se hallarían solitarios ante el gentío, pues los cristales susurraban que hoy era el día, lo que para mi fue ayer. 
Navegar a la deriva, sin rumbo, hasta ser por una vez alguien, un náufrago en un mundo ahogado. Los violines alargaban sus manos para sonsacar a las damas de su espera. Tersas y firmes prometían todo lo que una mujer pueda esperar de un hombre, pero los sueños sobre príncipes habían quedado sepultados bajo las novelas con olor a viejo, pues ya no existían aquellas que mordían el corazón. Rodeada de tragedias y dramas era el momento exacto de rechazar una mano para bailar con la soledad, pues no confío en los ojos que desnudan por placer. Reían por una mujer surcando el suelo deslumbrante, mientras vuestros botones son arrancados y vuestras manzanas podridas, sonreiré, puesto que pensáis que para la paz se necesita guerra como para el amor odio. Se saciarán con el amor no correspondido, entonces lloraréis, tan solas como os dejaron después de utilizaros y no habrá vuelta atrás aunque parezca que fue ayer. 
Un envolvedor silencio, más rápido que la luz, creó cuerpos inocentes y bocas mudas. Los desconocidos se miraban los unos a los otros, sospechando intranquilos ante la existencia de alguien que no era de carne y hueso. El silencio era tan abrumador que podía escuchar los corazones, tanto que me apretaba el pecho, aunque no hubiera corazón si no costillas. 
"No era mas que una mera desconocida, como todos los que bailan a mi son". Pues la vida no es eso que pasa mientras piensas o te arrepientes, es el despertador que dicta sentencia. Un fallo de la naturaleza. 
Hubo un corazón que no latía, mi corazón. Puesto que no hay que tenerle cuando estas muerto, me parece algo tan inútil como la esperanza de seguir vivo.
Me encontraba sola ante el gentío pues la existencia quiso que fuera así, no soy una para todos, me encuentro durmiendo en vuestros corazones hasta que me despertáis. 
Entonces y solo entonces los violines comienzan y alargo mi mano hasta vosotros. Y sin querer, caéis. 

Soy los latidos de la lluvia que repiquetean tu cristal. Y no hay mas lluvia que tus lágrimas.



sábado, 10 de noviembre de 2012

Corazón durmiente:

Noviembre dulce se cuela por los resquicios entre nuestro cuerpo y las sábanas. Dejando el frío a flor de piel y la evasión en bandeja de plata. Solo sé observar por la ventana las caricias del viento, pensar en un futuro y preguntarme estupideces sobre el presente. Crear mis perdiciones a la orilla del océano, perderme buscando y encontrar a la luna y sus dos caras, mis perdiciones son mis pasiones. Sonreír, puesto que es maravilloso saber lo que quieres y por qué. Pero tiene que existir algo que sustente mis palabras, algo que solo sabe un pajarito que se esconde dentro de mi cabeza y canta al alba; no hay mas sustento que mi voz junto a mis palabras. Creando una armonía de sensaciones digna de la compañía de un piano blanco como la nieve de mi amado Invierno, como mi corazón durmiente. 

Abrazarás mi cuerpo por la espalda, sin que me lo espere. Todo parecerá un sueño tan real como tu piel. Entonces saldré a las calles, sedienta de sueños y buscaré a la portadora de ellos en todas las novelas. La luna no será imposible puesto que solo tengo que trepar por las estrellas o dibujar una escalera en el cielo. Los sueños se ven mejor desde arriba, para darte cuenta de que el efecto mariposa puede afectar al destino. Ya que quizá la primera sonrisa que te dediquen mis labios desate desboque tu corazón y confunda tu certeza. Pero aún es pronto para escribir "Fin" a una historia de amor. 
Nuestros recuerdos se encuentran en una bola de cristal, donde nos encontramos tú y yo en las nubes. El resto se encuentra en copos de nieve, vagando a nuestro alrededor. Porque un día me dijiste que era tu princesa, las princesas tienen castillos en el aire, te encontré entre las nubes y supe que serías mi sueño. Aún sigo soñando porque nuestra historia de amor concluirá cuando uno de nuestros corazones deje de latir. Pero entonces la muerte será como un sueño y viviré contigo en el castillo que me regalaste. 
Sueño cada día, porque los sueños me parecen increíbles, como tú. Y... si me enfado, muérdeme las mejillas, haz algo que sea inesperado, porque sonreiré aunque no quiera, el orgullo sonreirá y dirá que por esta vez basta. 
Quiero escribir entre tus brazos, susurrarte entre tus labios y demostrarte el océano que hay en tus ojos. Porque soy una soñadora de carne y hueso.






viernes, 9 de noviembre de 2012

Requiem for a dream:

"Una de las cosas que aprendí y comprendí es que cada vez que la ciudad sustenta mi cuerpo, las calles están llenas de espejos, nunca olvidaré que los ojos son el espejo del alma..."

Es como aprender a domar una bicicleta, cuando lo consigues pueden pasar meses, días e incluso años. Quizá dentro de 30 años vuelva a subirme y no sabré cómo pero seré capaz sin querer. Llegó el día en el que el paso no significará nada para la humanidad, pero si para mi, para una persona con los ojos clavados en el cielo gris.
Siempre temí a este día, mi vida dará un giro radical, porque una parte de mi quedará en el recuerdo. Y en algun lugar de mi memoria, echaré de menos el Teatro. Llegó el día en el que los escenarios no podrán demostrarme la seguridad en mi misma, después de ocho años he de decir adiós. Siempre serás mi hogar, mi refugio y el vacío existencial que dejas aquí, donde no cabe tan siquiera un corazón. 
Tarde o temprano sabía que esto ocurriría, quizá vuelva y no me reconozcas pero te demostraré que es como andar en bicicleta. Nunca olvidarás mis ojos, como yo tu alma...

Mientras escribo esto, estoy llorando. Porque esto no es una parte de mi vida, es algo que nació en mi. Algo que los martes por la noche me demuestra que estoy muy equivocada. "Siempre hay algo más que aprender". Me despediré de los escenarios con el color de la muerte, el amarillo.


Nos enfrentamos día a día al futuro. No tomando, si no tragando decisiones y sabiendo que lo inevitable será el lobo paciente del camino más largo.
Un día los ruiseñores volverán a cantar una oda a la alegría, por el momento el réquiem retumba y hace temblar a las pasiones que mueren exhaustas. Porque hoy mueren, pero renacerán no sé cuando y volveré a sentirme quien era. Los sueños mueren para quizá ser realidades.
Todo lo escrito el día de  hoy esta hecho con el corazón. Todo lo dicho es tan real como la vida  y tan dudoso como la misma.




jueves, 1 de noviembre de 2012

Der Wanderer über dem Nebelmeer:

El pintor debería pintar no solo lo que se encuentra frente a él, sino también lo que ve en su interior. Si no logra ver nada, debería dejar de pintar lo que se encuentra frente a él.


Anduve años, hasta encontrar la existencia allá donde empiezan los bosques. Entre escarcha y resquicios de luz se encontraba mi persona. 
Estoy donde comienza la realidad y duermen los sueños en el insano recuerdo. E aquí la crónica de una muerte anunciada, pues remorderé mi conciencia hasta que la cordura más dulce sea la dosis de cianuro estrictamente necesaria para que duerma mi corazón en un profundo letargo. Entonces y solo entonces despertará el alma en un futuro incierto, donde nada es lo que parece porque quizá nunca lo fue. Y surcaré la ciudad de los poetas muertos hasta encontrar los versos que me hagan añorar, entonces recordaré quién fui y por qué. Me miraré en sus ojos, para hallar el reflejo del alma. 

Esa noche la luna me miraba, pero esta vez estaba vacía, exhausta de solo revelar una de sus caras. Yo simplemente era el Invierno que vaga por la ciudad. 
Buscar un sentido a la vida sería tan absurdo como C. Friedrich mirándola con optimismo. Por ello no me detuve, seguí dejándome llevar por mis propios pasos. Sin olvidar que el destino es una de mis sombras, la que no desvela la luz, precisamente; ya que es un reino indescriptible puesto que nunca sabes que va a pasar hasta que ocurre y si observas el pasado perderás el presente pero ningún día llegará el futuro, solo es un pasajero del tiempo enjaulado en la inexistencia. 
En un futuro, sin yo saberlo, sería escritora, pero nunca lo supe hasta el presente y me di cuenta de que en un pasado lo fui y el destino sabe mi futuro, que se resumirá a mis propios pasos, los que nunca sabré. Nunca sabré quien seré, ni quien soy, pero si quien fui. Solo sé el pasado puesto que cuando empecé escribir, ahora lo sé y soy. 

Somos inalcanzables como el cielo. Tan impredecibles como el tiempo y tan ciertos como la historia. Solo que nadie nos recordará, solo nosotros mismos. E ahí el temor del ser humano, irse sin dejar huella. "Mis cartas" son el sustento de mi pirámide. Y el punto de inflexión es el amor que siento por ti. "Quizá el viajero buscaba el amor entre la niebla, puesto que nunca lo ves, solo lo sientes y quizá no sea del todo cierto".