Seguidores

viernes, 29 de noviembre de 2013

Suburbio

Los suburbios son el humo del olvido, el rugido casi extinto del ardor de un corazón, el gentío temía los cocodrilos de las alcantarillas y era tan absurdo que las palabras del humano desgarraran como sus fauces, que las hicimos nuestro lecho romántico.

Poesía negra busca mente que amar

Anunciábase en cada recoveco del suburbio, cual mujer temiendo morir en soledad. No quería hacerse a la idea de que no iba a encontrar a quién amar, y quién la amara. Algo muy humano, para ser poesía, pues dígame quién de corazón de hierro no piensa en soledad a quién contar sus tormentos para que amanezca el vacío, y con el cesar de la lluvia sentirse digno del brillo de los ojos del alma (filosofía de Platón)
Ansía que estas ruinas no sean una fábrica de sueños consumida por el tiempo feroz, no pienses que puedes ser, haz que seas. Quizá en un futuro no eches la vista atrás con recelo, quizá tu cabeza susurre mírate fabricaste sueños y fíjate, ¡quién te hizo poesía!
Poesía en el corazón para la persona que llevaba en él el invierno.
Este invierno la poesía encontró a quién amar pero sincera ante la voz de la verdad, se dijo a sí misma:
- Te amaré, a ti y a otros muchos, soy como el amor siempre presente y diferente en cada corazón. Pídeme que me quede y por su puesto que lo haré, nunca seré tu media naranja porque tú y yo somos uno. 
Mírame a los ojos cuando veas tu reflejo en el espejo, piénsame en noches en vela, escríbeme en tus reflexiones bajo un flexo, llórame entre hojas de papel mojadas, dime que me amas pero que sepas que no diré lo mismo.
Somos poesía en el suburbio, somos quienes mejor nos conocemos y a veces somos tan ingenuos de pensar que nuestra poesía nos comprende y es que ella, somos.
Pregúntate un por qué.

El suburbio estremecedor,
el alba en los cristales de los rascacielos
de los Ángeles, el calor
de la luz en nuestros corazones ciegos.
Míranos brillar, es sobrecogedor,
parecemos hechos de nuestros sueños.


miércoles, 27 de noviembre de 2013

Poesía de nuestra guerra

Sé con la certeza del soldado quebrado,
aguardando al destino, empuñando la vida
cual drama errante en arma blanca.

Sé el camino de la bala, cual alma cristalina
amando tu corazón y no sólo tiembla el pulso
si no que también la razón.

Sé que recuerdo tu semblante etéreo
en los suspiros de mi olvido, pensándote
para hacerme paradoja.

Sé que en esta guerra, de voz hostil, no hay
ni finales felices, ni honores impregnados
en medallas del color de la pasión.

Sé con la certeza del que sabe que va a morir,
que cual perro viejo lamerás las heridas de guerra y,
por una vez, sabrán a mi.



viernes, 22 de noviembre de 2013

Un día de perros, gatos y vete tu a saber qué mas

Igual hoy piensas que sales a la calle y te la encuentras llena de hocicos y patas perrunas, no es así. Aunque un extranjero jamás lo entendería.
Igual hoy piensas que sales a la calle como un día cualquiera, pero no sabes lo que puede cambiar tu vida por el aleteo de las alas de una mariposa en New York.

Me explico, la vida es tan cambiante como elegir un jersey o preferir una camiseta ancha, puede parecer una confesión salida de una mujer de sexo en NY pero no es así, o eso creo yo.
No piensas que tus vaqueros pueden acabar en cualquier silla, tampoco en el placer de quitártelos tras un día perruno, pero esa sensación puede ser confortante y hacerte sonreír, por lo que merece la pena.
Comienza el día de una mujer que perfectamente podría ser de un hombre, pero no lo es.
Las sábanas están mas mimosas que nunca y su olor recuerda a uno de esos días de hace un invierno, un día en el que el calor de un amor al lado derecho de la cama se echa de menos, pero las sábanas fueron compradas para llenar esa ausencia.
Curiosamente hace sol, quién lo diría, los rayos tenues fracasando en su trabajo de hacer que las personas amanezcan de una vez por todas, pues siempre cierras los ojos mas y mas, como si eso haría que la luz se fuera a otro horizonte y te dejara de una vez en paz, pero el día no funciona según tus exigencias y el sol nunca dejará de resplandecer aunque las nubes digan lo contrario. Es hora de vestirse y qué puedes ponerte, algo casual, un camiseta ancha y unos buenos vaqueros, a juego de tu personalidad de 'hoy no me importa absolutamente nada' por favor, qué mal se te da mentir. Siempre resultó curioso ver a una mujer perderse entre el olor del café, pensando en todo y a su vez, absolutamente en nada. Qué ilusa puedes ser al llegar a pensar que el café va a darte esa dósis de positividad pero eres tan cabezota que continuas, a ver si disuades el nudo de tu garganta (no quiero ser tu ángel de la guarda, pero quizá ese nudo sea la piedra de la que tanto te quejas) pero quién sabe yo sólo te conozco mejor que tú a ti misma.
Aprietas los dientes y reluce en tu rostro esa mueca de disgusto mal camuflado, tiene cierto parecido a tus ojeras maquilladas, no sé cómo la gente puede creerte cuando dices que son de insomnio y no de sufrimiento. Muchas mujeres tienen problemas y los hombres también, por supuesto. Lo conmovedor, es que tus problemas son la voz de las palabras que escribes y entre líneas puede verse la fuerza que decae de madrugada cuando no recuerdo qué nombre le pones a la almohada.
Acabas de salir de casa, y te sientas en las escaleras de tu hogar, las escaleras de la calle quiero decir. Vives en una calle transitada y ves (por eso tienes dos preciosos ojos castaños), buscas qué sentir en los ojos de las personas.
Nadie es como realmente dice ser - Llegas a esa conclusión. Y es verdad, pero habrá una sola vez en tu vida que conozcas tanto a una persona, que sepas lo que va a hacer cada momento de su vida, esa persona eres. Nunca conocerás mejor a nadie y cuando quieran contarte un cuento de príncipes y princesas, huye. 
Di que son las doce aunque sean las tres del mediodía, di que si no te vas acabarás desnuda en medio de la acera, ¡imagínate qué bochorno! aunque puede resultar excitante. Corre por lo que mas quieras y si llaman a la puerta, no abras el corazón a nadie, por si acaso (aunque el chocolate sea tentador).
Finge agorafobia y que los ignorantes te tomen por loca. Entre estas cuatro paredes puedes ser tú y qué mas placentero que quitarte el sujetador, la camiseta ancha, los vaqueros y quedarte tal y como eres. Un cuerpo frágil como el cristal y un alma que ruge más que la mayor de las bestias.
Saluda al mundo desde las ventanas, pues hoy podía haber sido un día de perros pero quién no hay dicho que el perro ya este en casa.



domingo, 17 de noviembre de 2013

El vals de los tiburones blancos

Somos la leyenda urbana, que discúlpenme, pero nada tiene de leyenda pues no hay un trozo de realidad.


Temes al tiburón blanco que no sostuvo tu cuerpo de cristal entre sus fauces, pero eres tan capaz de morir de amor, que me abrumas.
Pero hoy no quiero estremecerte el corazón, quiero ahogarte en la mentira.
Con cautela, con recelo, cual rayo de luz entra en nuestra piel, con delicadeza, con dulzura, la mentira es tan bella que tiene nombre de mujer. Miénteme.  Tu barbilla alzada, tu semblante de robustez, dedícame la mentira más delicada y luego habla con mis ojos y diles si lloran porque saben llorar.
En un tiempo pasado, que no por ello mejor, tus mentiras mordían mi corazón ingenuo, ahora es una cicatriz y ya no siente.
Creo que se volvió tiburón y rara vez ataca a un humano pero ¡fíjate!, quiso que fueras su excepción.
Si recuerdas la cara angelical que un día te soñaba, mírame como me ha consumido el olvido, mis ojeras rozan el suelo, porque ya la pena no merece soñarte. El océano era tan acogedor, que olvidé tus brazos como quien olvida su poema predilecto, y quería contarte este domingo de lluvia cómo somos los tiburones.
Confesarte que me conocía, pero todo cambió con el sabor de la sangre de mis heridas ¿o prefieres que diga las tuyas? E ahí como mi corazón sólo se volvió latidos y tú te convertiste en mi hombre hostil.
Mi temor y lo que me haría mas fuerte. Mira lo que tus mentiras hicieron de mi. 
En esta guerra no hay amor que gane, solo habrá un camino, una tabla de madera, serás acorralado por el odio que dejé en la tierra, querrás huir por mar y cuando mires hacia tu salida, verás el vals de los tiburones blancos. Te estaré esperando y será absurdo que grites pasión porque no habrá corazón que te escuche, porque mírame, ¿qué fue de mi?

Disculpeme, maté al humano que había en mi, ya hay realidad en la leyenda. 
Témeme tanto como yo te amé a ti.


miércoles, 13 de noviembre de 2013

El café de los que se van a enamorar

A veces quiero desahogarme y ¿dónde se encuentran tus lágrimas?, no sólo por tu ausencia sino por dudar de si estoy yo misma.
A veces te pienso y cuando lo hago me sumo en un abismo de belleza sublime, donde rompen las olas, donde los rugidos del océano estremecen el alma de la bestia. 

Parece que ha pasado tanto tiempo entre tú y yo, que nos hemos hecho viejos de dolor.
____

Eres quien entra a una cafetería, empapado hasta los huesos y la chica del fondo, la pelirroja de flequillo, la que esta justo detrás del hombre de la máquina de escribir, la que esta leyendo al maravilloso Leon Tolstoi, sí justo ahí, la que no te ha quitado el ojo de encima desde que ha sonado el tintineo de tu llegada. Exactamente esa soy yo. Esa pelirroja busca en el café tu olor y en alguna burbuja tu reflejo, y mírala, cómo te mira, quién diría que su corazón no late. Si supieras cuánto me late. Procurará desviar su atención de tu espalda, qué real parece cuando mira la lluvia y no ve ni una sola gota. Ahora toserá y mientras parece que entrecierra los ojos para el proceso, los clava en ti, pero... oh observa, es tan tímida que sería irresistible abrazarla. Me siento estúpida. Eres estúpido. Cómo no puedes darte cuenta, esta frunciendo el ceño y su semblante es lúgubre, se siente tan confundida consigo misma que va a hacer como hace en sus novelas, va a acudir a su evasión, su mundo donde tú todavía no te encuentras. Allí no habrá ningún estúpido que no la mire porque será la protagonista de todas y cada una de ellas. Piensa en otra cosa, vamos... intenta distraerte por favor. Tiene tanto miedo a que duelas que no sabe que nunca dolerás porque nunca te dejarás doler. Quizás sea fría y lejana, pero acércate con cautela y cuando tengas oportunidad acaricia sus manos, siéntela. Siente que en mis manos no habrá frío cuando te escriban, si te escriben. Esta triste y no quiere reconocer por qué, por eso se va a ir, dejando el café a medias, dejándose su presencia sentada, mirándote hasta que te vayas o por lo menos, hasta que sepa que miraste su sitio por casualidad, para ver si estaba y no estará. Adiós, hasta siempre. ¿Lo ves? Ya no esta, pero los pasos que escuchas son los suyos, dirigiéndose a la puerta, de donde te aseguro que si no vas, no la volverás a ver, pero si vas, me cambiarás para siempre...
¿Cuánto hace que esta lloviendo? No sé dónde tengo la cabeza.

- ¡Cómo llueve! - Es una escusa patética hablar del tiempo, pero ella no se percatará hasta tiempo después, cuando habléis y os contéis estas cosas entre abrazos y algún que otro beso.
- ¿Verdad? No me importa, la lluvia es preciosa - No, no digas que como ella o entonces se alejará de ti a la velocidad de la luz, guardatelo y díselo en un par de meses. Mira los hoyuelos de su sonrisa, ¡dime que no te enamoran!
Cómo se te ocurre decirle que dónde vive, y mas aún responderle "vivo justo seguido a ti, porque es de noche y no quiero que una chica sufra algún problema" esta bien, la has hecho reír pero ha estado a punto de soltarte una barbaridad en tu contra, sin embargo ha preferido tentarte y decirte "¿y si el peligro eres tú?" y has sonreído.
No os hacéis una idea del peligro que significáis el uno para el otro, porque os vais a enamorar.


La voz de Destino



sábado, 9 de noviembre de 2013

Insomnio invernal

Te necesito aquí y ahora. Tal y como Jack Daniels necesita a una botella.
Querría decir que me siento vacío sin ti, pero sería mentira, solo tengo frío. El Invierno llega mordiendo los huesos y ya esta aquí, pero esta vez no es el que era, le noto diferente como si echara de menos una parte de mi que no recuerdo. Cuando su aliento gélido ruge en mi rostro parece que me echara cosas en cara, pero fuera incapaz de hacerme daño con palabras, no obstante con mis reflexiones me basta. Su ferocidad hace que no lo pueda mirar directamente a los ojos, por ello miro al suelo, buscando ningún reproche por parecer cobarde, o por lo menos así me siento. Cobarde ante una estación que consigue dar un vuelco a mi corazón, llevarle y traerle de vuelta a casa, como la promesa de un joven inocente a la custodia de una chica. Para quitarle peso a mis pensamientos me revuelve el pelo, también consigue enredarme por dentro pero soy yo, por pensar lo que pienso.
Discúlpame por temer amarte para no echarte de menos cuando te vayas. Porque la primavera intentará hacer de mi una flor, el verano creerá ser mi amor y el otoño hará que bese el suelo y mi piel adquiera los tonos tierra; y sólo quiero al invierno que me hiele el corazón. Comienzan las punzadas en el pecho al son de tu aproximación, te temo tanto como me temo a mi, quizá seas el canto de las sirenas y yo el estúpido Ulises que confió en sí y no se ató al mástil, y no es así. Sería insensato además de muchas otras cosas querer cambiar la Odisea para evitar mi destino, que tarde o temprano, llegará.
Nieva y me gustaría gritar, desearía gritar que te amo pero prefiero que no lo escuches para no llorarte de madrugada. Mis lágrimas le quitarían protagonismo a la luna y sus estrellas y al final solo sería un cielo dándole rosas a mi propio cementerio. Dudo que tu frío escribiría con dulzura en mi epitafio, dudo que fueran palabras siendo lo que eres, un sentimiento. Los ilusos creen que podrán describirte, pero es mas fácil escribirte y hablarte de mi. Contarte cómo me va la vida e intentar que no sepas que cualquier cosa que te diga será mentira, que ignores mi realidad y pienses que soy tan feliz que sólo se te ocurra sonreírme. Pero oh cuando llegues y me veas cosiéndome cual sastre, estirándome los labios para sonreír día a día, abriéndome los brazos para que parezca que no hay hielo en mi, alzándome los ojos y dejándoles llorar, a ver si piensas que es emoción, pero no... no será así. Pensarás que no soy yo y no te equivocarás, como siempre, tus manos cortarán mis comisuras, cortarás un hilo y no hará falta continuar  porque romperás mi magia efímera y además de saber que soy un sastre mago desastroso besarás mi corazón. Seré el invierno eterno.
Esta historia no tiene un final feliz porque no me gustan las perdices. Pero continuará...


viernes, 8 de noviembre de 2013

Woodland's lullaby

Quería una nana para la tierra durmiente, y decidí huir del humo metropolitano. Siento como si los edificios fijaran sus miradas y fueran gigantes que pueden caer en cualquier momento, siento temer, muy a mi pesar, que mi hábitat no son el gentío consumiéndose en las calles, ni Chanel haciéndonos oler a menos monstruo y más humano, ni el ruido constante de los motores jerarquizados, ni nuestras apariencias de dinero haciéndonos mejores y peores personas, no.
¿Dónde esta la carta de mi persona para reenviarla y decirles que "se equivocaron de destino"? Soy una carta perdida en el mundo, de letras que me hacen humana, de sentimientos que me hacen humana y de entrañas, que no sé yo si serán inhumanas.
Decidí buscar mi destino una de esas mañanas que te quedas sintiendo la brisa matutina, que huele a día gris y el baile de las cortinas te hace pensar que no estas pensando absolutamente en nada, entonces piensas una absurdez que deshojas cual margarita, ser, no ser, ser, no ser...llegando a la conclusión de "qué hago aquí siendo quien no soy ". Entonces abres la maleta y no sabes qué coger, ¿por qué? porque no hay nada material que falta haga. Repites el proceso, sólo que esta vez abres los pulmones y sabes perfectamente que sólo puedes coger aire, pero tal vez también libertad.
Las personas se asoman a las ventanas, los edificios abren los ojos ciegos y no ven a una chica, si no a un animal guiándose por sus instintos de mera supervivencia. Te ven a ti, tan rebosante de vida, que algo lo cual ignoran arde en su pecho. Y mírate... nunca te vi tan preciosa...
Tan segura de ti misma que el cielo se pone a tus pies.

La nana de los bosques, susurra el viento entre los árboles
y mi pecho besa el aire como lo haría mi amor contigo.
El sol mima mi piel grisácea del humo constante, haciéndola
tenue como uno de sus rayos al atardecer. Su calidez me calma.
El olor de las rosas frescas endulza mi sonrisa mostrándome
los hoyuelos que entre tanta tristeza creí perder.
Me siento tan indefensa como el animal más vulnarable y tan
llena de confianza y fuerza como la reina de la selva.
Libre.


Pregúntate cómo ser libre. Sé libre. Escribe tu libertad. Recuerdala por siempre