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jueves, 14 de agosto de 2014

Este estrecho maltrecho trecho

Mis labios a los pies de tu ego, luego
heme aquí en un crepúsculo ardiente
por el fuego de mis palabras que queman
y resquebrajan tu garganta, mientras
bebes y te embriagas de mi ser taciturno.
A la orilla de donde tu quieras, pero ahógame
lento para que te sienta cuando este muriendo,
y roce tu mano, acariciándome el corazón
que late si tú le das cuerda y en mi soledad,
qué corazón me pregunto, y en tu presencia
qué voy a decirte en tu presencia.
Ámame con odio si es lo que deseas, pero ten,
aguántame los pies, que hoy no quiero
ensuciarme.
Vivo en las nubes, soy tu causa y consecuencia
de esta nuestra guerra y no sabemos de banderas.
Qué mejor arma que la propia piel, de escarcha
bélica, que sólo quiere besarte el alma y
desnudarte de aquí a que el mundo acabe y no.
Ni tan siquiera la lluvia baila descalza y tú a mi son.
Al son de mi son suena el poema más bello,
recitado por un piano que es tormenta.
Mi dulce piano ahora tormenta y yo qué hago,
si soy lluvia y en ti, ya me he colado.
De tu boca a tu cabeza, y ahí, a partir de aquí,
susúrrame que yo de mientras, voy a deshilachar 
tu cordura. 

EL AMOR ES AQUEL QUE. POR EL QUE. NO VOLVIMOS A SER QUIEN.