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martes, 7 de junio de 2011

"Ego luego existo"

Quizá crean los hipócritas sabios cuando una persona carece de sentimientos. Una piel de porcelana, unos labios rojizos y unos ojos, cuales pozos repletos de vida.
Acarician sus barbas conformes a sus distintas percepciones de la cruda realidad y en desenlace, idénticas conclusiones.
- Qué extraño, grandezas. Ustedes no suelen coexistir, pero mi Ironía les hace una reverencia desde el balcón de sus certezas.
Pues una vagabunda de andares de princesa y sonrisa pícara, enamoraba cascanueces y bandidos, mas nunca, nunca, expresó su amor a un mortal. Decían de sentimientos inexistentes, palabras cómplices de quien ve y siente asesinato y noches que pasaba en su tejado viendo la luna tan hermosa, ya fuera llena, vacía o semejante a la sonrisa de Chesire.
Concedían sus manos estrategias que levantaban cadáveres de tumbas, volvían locos al más cuerdo y mataban inocentes.
Sentada de princesa en la cuerda floja, sustentando su corazón entre manos y jugueteando con sus piernas mientras los creadores del verso "Ego luego existo" miraban atónitos cada oscilación. Ella era el péndulo que hipnotiza.
- Queridos muertos vivientes, ha llegado la hora que encandila, el reloj que me emboba. Las doce en punto de la noche. Da comienzo a un infernal día, mas vuestros ojos no olvidaran su utilidad y vuestras memorias su respectivo oficio.
El fantasma Veneciano huyó tras las cortinas, con su máscara inconfundible.
- Debéis saber cuantas veces, habrán mis oídos escuchado "dicen que no tiene sentimientos", vengo con el corazón entre una sola mano, para demostraros, de una maldita vez; cuanto fanfarrón rumia por el mundo, más sus fieles esclavos siguen sus inútiles pasos. ¿Escucháis? Sin duda, uno de mis tick-tack preferido.