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jueves, 14 de marzo de 2013

Empapada hasta los versos

Entre la humedad de tus besos y el frío de esta habitación.

No hay bestias en las calles porque todas duermen en su lecho. Mueren entre hecho y pecho. Porque en la ciudad la vida esta en la ley del mas fuerte. Y sobran nichos de valientes, por si quieres.
Quizá el cielo llore por corazones que no laten. Quizá y sin ironías, llore de risa.

Los cuervos ensombrecen el cielo, mientras con los pies en el suelo la noche sufre insomnio entre silencios. Llueven pasiones que se adentran, llegando a poner en juego la piel de un ser humano. No sabes cuántos ojos te observan hasta que sin saber por qué, tras de ti notas una presencia. El aliento en la nuca, ¿por qué el mundo se queda sin oxígeno?, tus lágrimas brillan como estrellas. Te estremeces. Podía recorrer tu cuello a besos, decirte que te protegeré... 
Viles palabras, pues cuanto mas corre el reloj mas etéreas son las promesas de las bocas.  Prefiero velar por ti desde la oscuridad que ponerte en peligro dejándome llevar

Acostumbrado a las sirenas que embriagan, sus voces solo son el aullido de un lobo hambriento. Pero buscan el olor de la sangre debajo de la piel. Quieren vida y saben dónde encontrarla. Respira  hondo, porque no todas las realidades son pesadillas y quizá, solo quizá, solo sea fruto de tus miedos. 
Se el autor del efecto mariposa, haz del viento un huracán y llévame contigo, pues temo dejarte a merced del destino
Abrázame hasta que mis costillas crepiten. Arde tu piel ante la exposición al fuego de los cuerpos, ardiendo de deseo por tu aspecto de cristal. Permíteme enjaularte y colgarte en la ventana, para que veas la vida pasar. Huye cuando el acecho roce tus tobillos, cuando notes que el viento es mas frío y algo esta ocurriendo aunque no sabes el qué. 
Las bombillas de las farolas se funden tras el paso, cayendo trozos del cielo que arañan la piel. Alumbraré tu camino siempre y cuando te equivoques y sigas el mío. Siempre que acabes donde nuestra vida se enlace.