Seguidores

viernes, 1 de marzo de 2013

Belleza de sirena, un trago de la ciudad y trozo un de luna llena

Las calles de la ciudad se encienden, porque esta noche osan iluminar a la chica nívea que inunda las existencias del mundo como nadie lo hizo. Dijeron que nació un ángel, pero no seamos impulsivos, también la luna tiene dos caras. 
Sus manos entumecidas en los bolsillos, su aroma embriagador roza el olfato de los depredadores, vehementes entre resquicios de oscuridad, pero no olvidemos lo que cabe recordar, en un mundo paralelo cuenta la historia que una mujer se valió por sus propias manos para matar a la bestia. Se llamaba Caperucita Roja y el difunto, el Lobo. 
Lleva el arma blanca en los labios y el as entre los tobillos, sonríe y una bala surca tu pecho, que lucha apretando por retener un latido más del corazón, aunque a estas alturas sea inútil. Cuando estés arriba dime si ves el cielo
Y si fallan las sonrisas que no dejen de correr los pies, porque por nuestra vida somos capaces de ser el ser mas cobarde del firmamento. 

Pero ahora solo las bestias reaccionan ante una dosis de testosterona y podíamos decir que son gatos callejeros, que huyen si te fundes entre las luces y haces que las sombras parezcan la ferocidad intrínseca que se acurruca en tu cuello. Nunca te pongas la capucha, porque la espalda es la diana perfecta para una puñalada. 

Se desliza con sus vaqueros ceñidos y es tan bella que hasta las estrella polar pierde el norte por señalar sus ojos. Tan frívola y serena que desnuda entre las aguas sería una sirena. 

Capaz de derrotar a sus enemigos con una sonrisa, porque la confianza en sí misma que derrocha hace que tiemblen las rodillas del mas audaz de los héroes; nunca duda, nunca da su brazo a torcer, porque cuando la seguridad le invade se vuelve sanguinaria y tus sentimientos son el plato suculento en una noche hambrienta. Las bandejas de plata, las telas de seda, los accesorios de princesa... ella se ensucia las manos de sangre y cuando recuperen piel alborea, no dejará de ser quien es, porque su voz reclama las cuerdas vocales que da la ciudad, la sencillez sin lujo y el placer por doquier. 

Cuando ve personas piensa, algún día podíamos ser daltónicos y no diferenciar el color de piel, necesitamos exactamente esa mutación.
Sus palabras efímeras se cuelan por los resquicios de un libro viejo y sin escritos. Quizá algún día sean escritas esas palabras en la historia y la humanidad dará un paso al frente, porque como siga retrocediendo la cabeza será un miembro inútil. (O quizá, también puedan llegar a reescribir la historia).

De madrugada rompió el espejo, porque sabe que dentro de ella se esconde el monstruo, que es tan rutinario en su vida que ha adoptado y aceptado su cuerpo. Y como siempre, es aquella fuerte que sale a su balcón, se sienta en el tejado y llora, aunque la ciudad no duerma, no tiene importancia. Porque ya no es luz entre las tinieblas, ansía dormir eternamente porque el mundo es una pesadilla inagotable. Tan invencible que si tuviera que temer a algo, le temería a ella. Pero aún es pronto para temer a un mundo cruel sin retorcerle las entrañas.
Un día se enamorará, volverá a romper un espejo y echará de menos al monstruo, porque el amor le hizo dócil como una pluma o como un jaguar soñando. No habrá hechizos en luna llena. 


Esta fotografía la saqué ayer, o antes de ayer, no me acuerdo muy bien. Pero es desde mi balcón y como no, con mi nuevo y amado objetivo.