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martes, 25 de noviembre de 2014

Ego, viejo loco de mar

He naufragado en tus clavículas, ya soy un viejo loco del mar. Pídemelo que levaría otra vez anclas a tu merced. Quiero que me susurres con tu voz, una poesía con sabor a sal, sé que me volveré a enamorar. 
Perdí la cordura hace quince días, rómpeme el corazón de madera, de astillas mi garganta y mis recuerdos atrofiados por la humedad. La que se respira aquí, ven. Quédate conmigo una noche en mi alta mar, si tienes sed bebe de mis lágrimas y si tienes hambre, muérdeme los pulmones. Yo ya, no siento nada. Sólo me oigo levemente respirar, y aún así me ahogo en tus manos. 
Qué le voy a hacer si ya no se hace de día, me he quedado ciego. Cuando la brisa juega con el tiempo, creo que me enredas y te enredo, con nuestro nudo marinero. Y me ato a tu costado izquierdo, y yo sé que te pierdo. No obstante, prefiero soñar, es que eres un sueño. 
Mis ojeras del color del mar, yo sé que es tuyo, pese al cielo de la envidia. ¿Qué era el rumbo? qué hipocresía. 

Sinceramente sólo quiero ser una gota más. La única capaz de desatar la calma y la tempestad. Pero sólo soy una pintora que, en fin, escribe poesía.