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domingo, 14 de diciembre de 2014

El tiempo es agotador

"Estamos agotadas"susurran mis ojeras. El invierno me ha resquebrajado los labios, y el corazón. Pero qué exquisito es ver las agujas del reloj y los pétalos de una rosa. Quiero una rosa blanca, como la nieve, como mi dolor. No obstante, sería tan sencillo obviar todo, que me parece aburrido. No hay tiempo que perder. Qué bellos son los días grises, hacen que mis pestañas estén más cansadas de lo habitual, y su rutina llevadera me enternece. 

Las manos de vainilla y macadamia, y la cabeza no cuerda. Pues un día hizo la maleta y ni tan siquiera se despidió, quién soy yo para pedir que vuelva. Un loco más en un mundo que sólo tiene un error, el ser humano. Y mírame. Cuan sencillo sería olvidar, ¿verdad? Juguemos a hacer como que nada importa. Pero qué pasa si dentro de quince años nos aburrimos, no podremos volver atrás. No cabe duda que soy una ignorante, pero, qué dulces y sencillas son las pequeñas cosas del día a día. 

Sólo el cielo, y el olor a vainilla.