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jueves, 1 de julio de 2010


Sonrió como cada... cada noche...
Sus escasas fuerzas levantaron su “saco de huesos”.

- ¿Alguna vez fuiste invitada a bailar?
- Nunca...
- ¿Bailamos? - Rozó su mano.

Una oportunidad le dio la opción de cambiar el rumbo de su vida. ¿Por qué la rechazó? Quién sabe. Quizá un impulso la sedujo a consentir el baile. Sostuvo la mano entre sus dedos, y caminó, sin dudarlo.
Cruzó el pasillo y se detuvo unos instantes. Agachó el cuello para mirar sus pies. Sus pestañas deambularon a ambos lados, hasta clavarse en un atrás. Pero, la mano que no la pertenecía tiró de ella. No podía permitir que la abandonara, aún no empezado el baile. Atravesaron la puerta. Y un portazo levantó cada trozo de madera que abrigaba el suelo. Empuñaron su nuca para derramarla en el suelo, de rodillas.
Se inauguró la banda sonara. Sus pupilas recorrieron la porcelana blanca que decoraba la baza. La música subió. ¿Queréis saber cual era la canción? Remordimientos. No deseaba escuchar mas nada, cubrió sus oídos con ambas manos. “Basta” gritó. Lástima desperdiciar tal ayuda.
Arqueó sus dedos y los lanzó de lleno a su boca. Rozando antes los rosados labios dignos de admiración. Primera arcada. No surgió efecto, necesitaba otra, sólo otra. Segunda arcada. META conseguida. Vomitó.

- Deseo concedido.
- Gracias.

Apenas fue audible su última palabra. Un susurro, nada mas. Con delicadeza desabrochó cada prenda de vestir que la apretaba, encendiendo minutos después la bañera.
Con cuidado introdujo en ella cada parte de su cuerpo, nadie lo conocía, sólo su portadora. Nunca lo dio a conocer,mas bien... lo escondió desde que tuvo uso de … “razón”. Una vez dentro, cerró los ojos para olvidar...

- Dulces sueños...
- ¿Qué...

Su rostro se hundió en el fondo de la bañera, junto con su único alimento, el aire que respiraba.
Algo no quedó saciado dentro de ella, quizá la verdad.
- ¿Estoy muerta?
- Aún no.

Deliré si darla una pequeña visión, pero lo hice. Ahora su cuerpo lo manejaba yo.

- Ahí tienes tu peso ideal.
- …
- Tus deseos, u… ¿obsesiones?
- …
- Ahí, frente a ese espejo tienes tu estética no tu vida.
- …
- Querías bailar... y sabias que era con la muerte.
- ...yo...
- Tú nada. Aún no estas muerta, ya te lo he dicho. Tienes tres días para vivir y morir con el arrepentimiento. Felicidades cuerpo “perfecto”.
- ...no...
- Sabes... nunca hay que hacer caso a los desconocidos. Daño psicológico y esas cosas...que tú tomas como una bolsa de golosinas. Te dejo sola.

Despertó en la bañera, murió a los tres días sobre las doce de la noche. La carroza (u estética) rompió su hechizo, su tacón fue cuchillo y la calabaza...la calabaza...esta rumbo del olvido...
Dulces sueños, princesa, o quizá debería llamarte... muerta.