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miércoles, 12 de enero de 2011

"Traigo algo para tí..."


Llamó a la puerta de mi casa.
Traía un saco, cargado a su espalda, de color marrón.
De él procedía un aura, una luz cegadora y un pequeño revolotear. ¿Qué poseía aquel saco de tela?
Con su dedo en los labios y mi boca entreabierta, vendó mis ojos con un trapo negro. Y dio un suave nudo alrededor de mi cabeza. Acarició con dulzura mi cuello con las yemas de sus dedos y desabrochó el saco. Congelando a su vez el tiempo. Desabrochó el trapo de mi cabeza y mis ojos brillaron, brilló todo el jardín, todo mi corazón...
Nuestros ojos se humedecieron y las sonrisas florecieron al tiempo. Cada parte de la Tierra estaba congelada, salvo nosotros dos. Las luciérnagas flotaban en el jardín acompañadas de un sentimiento. Me subió al tejado y me hizo verlas, a ellas y a la luna...