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viernes, 7 de junio de 2013

El café de los gatos callejeros (I)

Escribe las notas de piano mas bellas en mi piel,
duerme maestro en mis clavículas, esperan tu regreso.
Sal de mi sin mi y vuélveme dulce hiel,
déjame en el corazón de la ciudad entre el queroseno.

Somos las siete vidas del gato oliendo a humo y alcohol. Bailando con la lluvia en las calles desnudas, tiritan las luces por el frío, hoy velará la noche por nosotros y nosotros como caballeros, arroparemos a la ciudad.
A estas horas de la madrugada el rímel besa nuestras mejillas y mientras olvidamos quizá ¿qué fue del rojo pasión de nuestros labios? La pasión quedó entre los labios de un cualquiera, entre un desliz y una evasión, lo siento, fue queriendo pero se me fue de las manos. Intenté no pensar en ti y mírame, apoyada en la acera, con las medias desgarradas, con tu amor ardiendo como alcohol en mi garganta, sintiendo la compasión de la luna que solo pretende darme un poco de luz. Guíame. Mis nudillos se hunden en las paredes, las manos que un día te escribieron se vuelven efímeras, brota la sangre, una escritora que escribía por ti acabó apretando el gatillo para una bala directa al corazón. Ahoguen mis lágrimas. ¿Dónde estás, corazón? Juro que mi confianza entonaba batallas y guerras, que mis pasos no daban flaqueza hasta que en vez de tropezarme con mi piedra me senté a hablar con ella.
Desperté con Victoria entre mis sábanas, ambas estábamos derrotadas y exhaustas. Como tú por aquí. Me susurró "hay café, te hará falta, porque esta noche no te dejarás dormir, y abrígate, hará frío".
Tengo las siete vidas del gato oliendo a humo y alcohol. Una cama de dos, para mi sola y demás contradicciones que ni yo misma, ni conociéndome, soy capaz de comprender. De la noche a la mañana. De ti a sin ti. ¿Quién dijo que el mundo era cruel? Solo nosotros sabemos donde duele. Solo nosotros somos los gatos que lamemos nuestras propias heridas, que limpiamos nuestra piel y volvemos a las calles. Entre el frío y el gentío, entre tanto oxígeno que parece insuficiente. Y salí a las calles, y ahí empezó otra madrugada.

Ver, oír, probar, oler, sentir, conocernos a nosotros mismos y amar. Esta noche mis siete gatos están hambrientos.