Seguidores

jueves, 27 de junio de 2013

Epitafio a la luna

Devuélve(me) mi inspiración,
haz(me) sentir que me conozco
entre el reflejo de mis ojos anónimos.
He de ser yo quién pida perdón, por causar
estragos en tu garganta, por morderte el alma,
por ser la rosa que trepa por tu pecho pero
esta noche no me reconozco, como también sé
que no me tengo, ni me tienes. Di que soy del tiempo
que nos consume, pero voy a contarte un secreto,
"mi dueño tiene nombre de mujer".
Déjame a merced de una caprichosa mujer, la que
embriaga a los gatos callejeros, gatos como yo.
Por la que mueren nuestras palabras, porque besarle es
tan imposible como tentador y quizá, solo quizá
me sienta capaz de llegar hasta ella.
La razón puede que sea aquello que siempre nos preguntamos
y resumimos en un "ni yo misma sé lo que me pasa".

Podía haber sido todo lo que tu esperaras de mi, pero solo soy ceniza que fluye por tus párpados, enredándome en tus pestañas, humo entonando un réquiem en tus pulmones, y ahora, justo en estos momentos, soy un mero recuerdo ardiente en tu pecho (quizá el fuego de tu infierno), una botella vacía con una carta, porque gota a gota me sació, como la sed de tus besos y la carta, escrita con la tinta que brota cuando abro la mecánica de mi corazón cuan cuenta me doy de que es una máquina de escribir, la carta somos tú y yo, no nosotros. Siento que estoy sola, es tan acogedor que echaba de menos esta dichosa rutina.
Te voy a contar una realidad que antes era romántica, creerás que vemos la misma luna, que compartimos el mismo cielo, arranqué esa realidad como telón y ahora todo parece un sueño, un sueño tan real que sigue poniéndome de los nervios pero a la vez me embriaga. Porque ya no tengo luna ni cielo, porque la luna es el reflejo de mi rostro en el espejo y los cráteres son heridas, porque una vez me llegaste al corazón y aún duele, el cielo puedo verlo cuando cierro los ojos cuando siento que todo se desvanece y la nada se cierne sobre mis párpados, y tú no me sientes como tampoco sabes lo que soy. Tú solo ves un punto blanco en tu cielo, y ¿dónde estoy? solo te diré que tan lejos de ti como la luna que tu ves hasta el final del cielo.

Tus clavículas no son el lecho de mis besos. Ni tú mi delirio de grandeza.

Quiero un poeta que apriete mis piernas, que haga de mis tripas corazón y sea mi héroe. Pero no esta mi razón para revelar un carrete de historias de amor, ni mis huesos para soportar otra guerra sin mas arma que el amor, sinceramente mis sueños son la droga y mis versos mi evasión. Pero mi voz ¿dónde quedó mi voz? Nunca vi a la luna pequeña hasta que me estremecí.