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jueves, 29 de enero de 2015

Cuan elegante es la sencillez

Ego, siento en vez de miro. No veo las estrellas, las siento, como tus ojos en los pulmones. La belleza en las costillas y la calidez del día más frío. La antítesis en su esencia perfecta repleta de impurezas, la poesía sin medida ni verso. La locura del humano más cuerdo, qué sumamente bello. Hoy soy el más ignorante, el más estúpido y mañana quizá, el mundo cambie mi rutina. De humano al infinitivo ser, el viento en mis ojeras erizando las pestañas. Tus manos en mis vértebras al son del piano, ego al son de la lluvia, que sé bailar descalza. De puntillas a los sueños, la sutileza de una bailarina girando sobre sí. 

Los dedos entumecidos de no escribir tu piel, mis labios vacíos por tu culpa ¡cuánto me gusta culparte! Pasión. La niebla marina en la cabeza, el olor del mar en las caderas, qué suma sencillez más bella. Míranos como si fuéramos, tú y yo, nosotros, en el cuadro del pintor Romántico, en el pincel del hombre que no ve, sólo siente. Que cierre los ojos, que nuestros corazones hagan pinceladas en un lienzo, a ver qué surge. Dejémonos llevar, por el fuego, que arda nuestra sensatez en un descuido. Tu sonrisa en mi almohada dándome los buenos días, tus mañanas en las mías. Discúlpame, no puedo dejar de pensarte.

Y cuando truene, tu costado izquierdo el paraíso. Cualquier pecado divino, morder tus labios sabor manzana, y desafiar con la mirada a la serpiente que con paciencia aguarda. Podemos ser invictos en cualquier guerra, cambiar el mundo carga a nuestra cuenta. 
¿Por qué no nos fugamos? Vayámonos, sin premeditaciones será el pensamiento más lúcido. El mundo nos observará, nuestra juventud por las calles de cualquier ciudad. Embriagados de adrenalina, tu boca en mi cuello, mis clavículas tiritando. Quiero que sepas que hace frío, y que aunque sea mentira, me creas. Entre tus pensamientos, la vida ya no es neutra, es bella. 

A veces, sé que soy una hipócrita y olvido la felicidad. La opinión pública enrojece mis rosas y no he visto rojo más exquisito. Toma una calada de mis miedos.