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sábado, 10 de noviembre de 2012

Corazón durmiente:

Noviembre dulce se cuela por los resquicios entre nuestro cuerpo y las sábanas. Dejando el frío a flor de piel y la evasión en bandeja de plata. Solo sé observar por la ventana las caricias del viento, pensar en un futuro y preguntarme estupideces sobre el presente. Crear mis perdiciones a la orilla del océano, perderme buscando y encontrar a la luna y sus dos caras, mis perdiciones son mis pasiones. Sonreír, puesto que es maravilloso saber lo que quieres y por qué. Pero tiene que existir algo que sustente mis palabras, algo que solo sabe un pajarito que se esconde dentro de mi cabeza y canta al alba; no hay mas sustento que mi voz junto a mis palabras. Creando una armonía de sensaciones digna de la compañía de un piano blanco como la nieve de mi amado Invierno, como mi corazón durmiente. 

Abrazarás mi cuerpo por la espalda, sin que me lo espere. Todo parecerá un sueño tan real como tu piel. Entonces saldré a las calles, sedienta de sueños y buscaré a la portadora de ellos en todas las novelas. La luna no será imposible puesto que solo tengo que trepar por las estrellas o dibujar una escalera en el cielo. Los sueños se ven mejor desde arriba, para darte cuenta de que el efecto mariposa puede afectar al destino. Ya que quizá la primera sonrisa que te dediquen mis labios desate desboque tu corazón y confunda tu certeza. Pero aún es pronto para escribir "Fin" a una historia de amor. 
Nuestros recuerdos se encuentran en una bola de cristal, donde nos encontramos tú y yo en las nubes. El resto se encuentra en copos de nieve, vagando a nuestro alrededor. Porque un día me dijiste que era tu princesa, las princesas tienen castillos en el aire, te encontré entre las nubes y supe que serías mi sueño. Aún sigo soñando porque nuestra historia de amor concluirá cuando uno de nuestros corazones deje de latir. Pero entonces la muerte será como un sueño y viviré contigo en el castillo que me regalaste. 
Sueño cada día, porque los sueños me parecen increíbles, como tú. Y... si me enfado, muérdeme las mejillas, haz algo que sea inesperado, porque sonreiré aunque no quiera, el orgullo sonreirá y dirá que por esta vez basta. 
Quiero escribir entre tus brazos, susurrarte entre tus labios y demostrarte el océano que hay en tus ojos. Porque soy una soñadora de carne y hueso.