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domingo, 27 de enero de 2013

El Rey trae palomitas y películas.

Esperaba que llamaras a mi puerta y afortunadamente y por casualidades del destino me he levantado para abrirte. Darte la bienvenida con un beso es rutinario y tierno, siempre parece que es la primera vez que rozo tus labios, porque oh darling no eres droga, pero mi adicción a ti debería estar bajo control. 
Consigues retenerme entre tus brazos, en un abrazo de oso tan inmenso que quizá un día consigas que me desmaye entre tus brazos y sea tu bella durmiente (aunquelo primero me resulta repugnante). Luego respiras en mi cuello y creo que hay un problema en el sistema, porque escucho los pitidos que gritan "algo no va bien" y claro, si mi corazón le echa un pulso al tiempo probablemente eclosione. Aunque no tiene importancia, porque estoy enamorada y quizá siga viva, ¿por qué no?


Dormir es factible y soñar imposible, porque la realidad viene con la máscara de los sueños y estoy viviendo, pellízcame si lo deseas pero nada es más real que el tacto de tu piel. Llegas empapado hasta los huesos y revuelves tu pelo empapándome de la lluvia que traes contigo, es estúpido mojar a la lluvia, pero siempre consigues cometer estupideces adorables dignas de ser escritas. Un día me besaste y dijiste algo así como "besar a la lluvia bajo la lluvia" siento ser repetitiva, pero si sonríes ahora mismo es que te acuerdas (no lo dudo). Quítate la ropa, es por hacerte un favor. Dices que hoy estoy desaliñada, con un moño que parece estar raído por un exceso de ratones, por mi jersey hecho trizas por el paso del tiempo... - pero quieres callarte la boca, puedes tener una sonrisa adorable pero pareces una sirena con una identidad sexual masculina además, quiero que seas consciente de que estas aquí, cercano a mi calor pero a dos pasos esta la puerta y el felpudo dice "goodbye"-. Estremeces mis paredes con tus carcajadas y no lo entiendo, porque era una amenaza seria, disculpa, voy a esconder mi sonrisa para que no la veas. 
- Traigo palomitas- Creerás que esa es la solución a todos los problemas y depresiones si no te gusta el chocolate, pero te equivocas y si piensas que es un buen remedio eres enfermizo. De acuerdo, deja que las palomitas se hagan mientras maquino un plan maquiavélico para acabar con tu seguridad, porque en cuanto entras pareces el Rey de la casa. Y en verdad lo eres, pero tampoco te lo creas, aún no ha estallado una guerra en nuestro Reino. Conquista a la Reina y se cree que tiene la vida hecha, pero siempre me ha gustado poner trabas, jugar con el camino, pues un tropezón con una piedra es poca cosa y demasiado utilizado. 

Yo en una esquina del sofá, tú en la otra, yo aferrando mi taza de té, tu mirándome con picardía, yo ignorándote, tu tosiendo, yo atragantándome por intentar disimular la sonrisa bebiendo, tú beneficiándote de mi locura. Esto se convierte en una tira y afloja y haga lo que haga acabo a tu vera, o más bien tú a la mía, sabes que soy irresistible. El sonido del microondas, salvada por la campana. Vas, vienes, vas, el salón aparece con una manta, unas deliciosas palomitas y tú. Es una tarde perfecta, que más puede desear una adolescente haciéndose adulta. Me abrazas. Ahí te has pasado, suéltame. Vaya... parece que estoy atrapada, que injusta condena, digo acomodándome en tu pecho. - Sufriré en silencio- Ríes. Sacas una película de Tarantino, acabas de tocarme mi fibra sensible, estoy enamorada de ti y sé por lo que es. Sacas otra, Eastwood. Oh shit.