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sábado, 18 de mayo de 2013

Cartas al corazón no es real, pero puede serlo.

"Sing me to sleep...sing to sleep".

Dijiste que nunca te irías en el próximo tren. Y aquí me tienes, repasando una por una las huellas que dejaste de la luna hasta mi corazón. Porque me querías tanto que nunca pensé que serías tan rápido. Como tampoco nunca pensé "ERES LIBRE".

Las golondrinas anhelan un cielo conmigo, los ruiseñores hacen la vida bella y yo tengo tantas ganas de vivir, que no solo será de aquí a la luna. Soy esa chica sentada en el hall, escuchando como la madera crepita y sintiendo en mi nariz el calor de un café, el olor a viejo y al cartero en su bicicleta oxidada. 
Él, salta la valla y entra. 

- Era mas sencillo abrir la puerta.
- Quería entrar sin tu permiso, me encanta tu voz.

A veces hay conversaciones que nos hacen pensar durante todo el día, desde su comienzo hasta que los sueños, sueños son. No sabemos ni qué pensamos ni a dónde queremos llegar, como quizá tampoco lo sepamos hasta vivirlo. 
A la mañana siguiente, llamaron a la puerta, bajé corriendo, recién despertada, justo como nos gusta que nos vean. Me quedé sin palabras.

- Traigo algo para ti.
- ¿El qué? 
- Una carta.
- ¿Cuál carta?- Se fue, sonriendo y sin decir adiós, creo que ahí no acababa mi despedida. - Espera, ¡espera!- Pero no pude evitarlo, se fue. 

Sé que volverás con la exactitud de que el reloj nunca señala la misma hora en un día. Me quedé sin palabras, sin entender nada, cómo voy a entenderte si no te dejas entender. Esa noche no dormí.
Pero por la mañana, apareció, aunque esta vez no llevaba su traje azul. 

- ¿Quieres venir conmigo?
- ¿A dónde?
- Confía en mi.
- ¿Cómo voy a confiar en un desconocido que me deja siempre con la miel en los labios?- Se echó a reír, tenía una de estas sonrisas que hacen que mi hoyuelo derecho resalte sin querer. Entonces su mirada lo dije todo, soy una loca y no pienso las cosas, me dejo llevar y luego la almohada me abraza mientras lloro.

- Aquí es donde todo el mundo envía una carta y no llega a su destino. Lo llamo el club de los corazones rotos. Fui a tu casa, me hablaste y entonces tuve claro mi destino. Ya sabía dónde ir si quería encontrarle, por ello te envié una carta, no la viste, porque un sentimiento no se ve. Mi corazón se arrodilló ante ti, me suplicó que fueras tú quien dormiría en él. Siento no hacer caso a mi razón, pero ese día estaba afónica y no logré entenderla. 
Vivo entre cartas y hay tantas personas que no encontraron sus destinos que quise ir al mío, contarte esto y esperar a que me des un beso en la mejilla y me digas que soy adorable. 


Cartas al corazón no es real, pero puede serlo.