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viernes, 17 de septiembre de 2010


Traigo un ramo de flores para ti.
Quizá sirva para tu perdón.
Con la cara aún llorosa miro tus ojos de coca-cola, no me miran.
Siento que la niebla invade la habitación. Pero el miedo es mayor y reina sobre la misma.
Sujetas el ramo, y tu odio los destroza. Aunque por desgracia no solo destroza un ramo, también un corazón.
Sus manos ardian, fundieron el ramo. Chamuscadas, las flores se precipitaron contra el suelo.
Y mis estúpidos pensamientos solo sabían decirla "te quiero..."
Las puertas del infierno gritan: "A llegado otro desgraciado"