Quería susurrarte el
vacío de tu ausencia,
mi dama bella.
Escribirte
una nana para que así duermas con ella.
Qué
mas quiere una pobre ilusa que hacer de su amor,
de
ti, amor, una soñadora.
Despertarte
a besos con sabor a rosas frescas,
color
escarlata, para excusarme por ser la causante
de
enrojecer tu sonrisa.
Llevarte
el desayuno en bandeja de plata
mi
corazón aún latente, mi razón desesperada
por
ser incapaz de no ser débil ante tus lágrimas.
Quería susurrarte el
vacío de tu ausencia,
mi dama bella.
Cogerte
en volandas y salir fuera
para
que vieras que la perfección se crea
con
tu piel y un cielo gris perla.
Sentarte
conmigo, y estremecerte
con
la brisa matutina que alberga nuestros días,
que
no serían sin tu presencia.
Enseñarte
todas y cada una de las flores
que
humedeces con tus lágrimas, las cuales
rozan
con ternura mis huesos hasta cobijarse en ellos.
Quería susurrarte el
vacío de tu ausencia,
mi dama bella.
Pensarte
mientras estás a mi vera
perdida
en el crepúsculo de un atardecer,
que
hace brillar tu cuerpo cual estrella.
Dejarte
ver mientras me siento como un niño
mirándote
sin que tú me veas,
hazme
creer que es así y seré el más feliz de la tierra.
Hacerte
rascacielos
porque
a mi juicio eres lo inalcanzable
que
un día contruyó mi efímera existencia.
Quería susurrarte el
vacío de tu ausencia,
mi
dama bella.
Adorarte
cuando el sol duerma
porque
sé con certeza que encajas
entre
mi corazón y mi cabeza.
Quererte
como nadie te quiso en noches de vela,
mientras
navegas en tus delirios
que
me hacen encontrarte cual brújula fueras.
Amarte a medianoche y un
minuto
por si temes que no lo
sienta por tu condición
de no ser princesa.
Dulces
sueños mi Lluvia.
Siempre
tuya, Primavera.