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sábado, 21 de septiembre de 2013

Osadía a la poesía

Vístete de hierro,
acuéstate en mi hastío,
sé exigente como el silencio
entre el gentío.
Hazme el amor a la luz del flexo, 
donde mis reflexiones
cavaron su epitafio en puño y letra.
En el vacío de mi existencia ardes,
eres mi fuego interno
¿qué quieres de mi? Si el tiempo 
me consuminó hasta hacerme ceniza.
¿Y por qué te pienso? 
Porque tu recuerdo me muerde el alma
despertándome de este insomnio 
que susurra calma a esta ánima.
La realidad torna a un acantilado, 
un océano y una persona.
Pensar que un sólo paso me distancia
del abismo, pensar que sólo un paso,
y dar dos, por pensar que estoy
por encima del destino.
Pero no soy futuro, soy  pretérito 
consciente de que mi verdadero 
nombre es recuerdo.
Vivimos de recuerdos ¿por qué?
Porque es lo que somos.
No hay abismo, estoy en brazos del agua.
La tinta húmeda de mis hojas
de papel mojadas. Mis labios azules
queriendo ser océano, mis besos 
ahogándose en los versos, 
que decidieron ser por ti, tú 
le diste existencia a mi presencia.  
Soy un lobo de mar a la deriva
y tú quizá seas la cartografía
que mi corazón aulla a la luna, 
pero solo quizá, por si dueles.
¿Y cuándo tuvo importancia el dolor?
Quise amarte, a quién pretendo engañar 
diciéndote 'quizás'. Aunque jamás
leas mi osadía, amada poesía.