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lunes, 14 de noviembre de 2011

The Lovely bones:

Beso la lluvia que cae del cielo, ese cielo que me enreda, envuelve, ama, traiciona... llámalo como quieras. Acabaré en el fin de las nubes a la izquierda.
Una vez más, soy pájaro que echa sus alas a volar. O quizá sea mariposa, tierna y efímera, consumista de mi propia piel. Solo sé que no se nada de ahí arriba, por ello [me] investigo. Para poder saber un poco más de [mi] él.
En mis pulmones entra delirio, dulce palabra que trepa por mis venas hasta la cima de mi cabeza.
Con movimientos dignos de una bailarina, tumbo mi piel pálida entre las nubes que la hacen competencia. En esas nubes que la gente de Tierra firme dice que se pueden traspasar. Os juro que mienten, de verdad.
Creed mis palabras pues yo no creería ni una sola gota de palabrería humana, pero a gusto de cada uno.
Mi imaginación sale de mis adentros y se expresa en el cielo, al igual que un pentagrama, con un perfecto orden en cada imperfección. Creo que un piano sigue acorde a mi imaginación, creando una melodía que me resulta extrañamente familiar. Y como las casualidades no me las trago, será cierta la familiaridad. Las notas tiran poco a poco de mis dedos, agravándose a la cruda realidad, la cruda cercanía claro esta.
Bajando pierdo mis alas anteriormente otorgadas y recupero ese maldito despertar común en nuestra raza. ¡Buenos días rutina! Yo también no te eché de menos.