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miércoles, 7 de marzo de 2012

La piel del pez: Metamorfosis en el agua.

Llueve, humedeciendo íntegramente tu [su] alrededor.
Se dio a conocer en los adoquines grisáceos, con el pelo surcándole las mejillas, con los labios entreabiertos y los ojos con las pestañas declinadas.
Un hombre resguardaba el periódico bajo el brazo, el violinista sin techo huía como si fuera fuego, unas niñas pisaban charcos entre sonrisas, un perro ni se inmutaba, mientras que el gato de la casa abandonada se escabullía hacia la calidez del hogar que una vez existió. Podía suceder la destrucción del mundo, pero mientras lloviera, ella sería un pez. Despertó a regañadientes de su trance y se dirigió hacia el lago, allá donde los ojos de algún que otro aburrido no se clavaran sobre su cuello desde las ventanas.
Una vez en el lago, atisbó la inexistencia de un rastro humano. ¿Por qué huían como ratas de la lluvia?
Desabrochó los botones del vestido blanco que acto seguido calló sobre sus pies, tiñéndose de suciedad. Con dos leves pasos de bailarina, rozó el agua gélida. Respiró oxígeno como seda y caminó, guiada por el más puro instinto. Sin que la incertidumbre la aferrase a la tierra que había dejado atrás.
Volvió a cegar sus ojos y se sumergió. Percibiendo la metamorfosis, su piel nívea en colores cristalinos, en escamas. Sus pulmones consumiéndose a sí mismos para ser branquias, era pez dentro del agua. Buscó la relación entre el agua y el pez que vive dentro y de ella. Encontrándose a si misma curioseando en los recovecos de un lago deshabitado, aunque realmente has de buscar para encontrar. Cientos de peces siguieron su compás al sentir la confianza que aportaba su inocente ballet acuático. Cuando se percató, todos la miraron fijamente a los ojos y le hicieron cosquillas en cada poro de  su piel. Sin palabras, en el agua carecen de vida.
Horas mas tarde, salió de su mundo para entrar al caos. Sintiéndose solitaria, muda y ciega. Lo que sienten los humanos cuando no tienen nada que perder.
Ella describía en su diario quién era, como si de un espejo se tratase. Y esos versos eran ella al revés, en su metamorfosis en el agua. Esa es la función del espejo, una contradicción en tu mundo.