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sábado, 19 de octubre de 2013

Memorias de mi alma errante

A veces mi vida decide ser compositora y le arranca las notas al piano y fíjate, suena como mi corazón.
Una melodía melancólica que allá donde este no será por mucho tiempo. Porque no pertenezco a ningún lugar, ni nunca seré de nadie, me aterra la idea de pensar que pueden construir una jaula alrededor de mi piel y yo quedarme quieta, con la respiración pausada, observando cual cautivo.
Una vez aquí, otra vez lejos en las comisuras de la tierra, donde los ojos confusos piensen que caí por el borde.
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Me llevarán mis pies según mis órdenes a cualquier lar en el que mis sentimientos se sientan comprendidos, donde el Invierno empatice con mi piel, entumezca los huesos y ¡oh cuando llegue a mi corazón! pensará que estamos hechos del mismo frío y no será del todo incierto, solo que este frío, mi frío, no fue creado por fenómenos meteorológicos, o quizá sí y soy una marioneta de sonrisa eterna atada por los hilos que sustenta el cielo entre sus manos. Me haría comprender por qué a veces llueve aquí dentro. 
Lejos de aquí y cuando este aquí, aún mas lejos y así sucesivamente hasta que mi tiempo llegue con un ramo de flores y me susurre 'estás consumiéndote'. Hasta el fin de mis días quiero decir.

Y en mi maleta, la pregunta no es '¿qué voy a llevar?' sino '¿quién vendrá conmigo?' y cómo iba a olvidar a mis monstruos. ¿Quién me morderá el sueño para ser insomne? Vosotros, como no. 
Quizá cuando este sola y perdida en algún abismo, me hablen de ti y mis recuerdos te piensen.