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viernes, 4 de octubre de 2013

Cárceles de tinta II - La pasión como Octavo arte

Soñábamos ser tanto, que al final, acabamos siendo desconocidos de nosotros mismos.
Fuimos efímeros como una noche.
Fuimos cuervos anunciando nuestro réquiem. 
Fuimos un sueño, tú en mis plumas, yo en tu vuelo.

- ¿Y ahora qué somos? Tú no sé, yo no soy nadie, pero no somos nosotros y eso parece ser todo.

Te veo como veo caer las hojas del Otoño,
me siento como un árbol desnudo suplicándote abrigo.
Estas palabras jamás acariciarán tu cuello,
porque lúgubre, acabarás haciéndome recuerdo.
Tu recuerdo.

Cuando te miro siento tanto como callo.
Reina de un silencio que grita al son de tus pestañas,
aquellas que un día acariciaban mis mejillas,
aquellas que ahora, como tú, están en mi memoria.

Consumiéndonos, ardiendo en nuestras manos,
porque ya no somos sino 'éramos'.
Recuerda cuando éramos y tú me prometiste la luna,
y me dijiste 'la tendrás, pero no la del cielo'
te haré luna y estarás en mi cielo, y mi cielo será tuyo.


Esta madrugada la noche es ciega, tanto como mi corazón.
Mi corazón habla en sueños, su voz de miel en mi pecho,
suele decir que te echa de menos, esta madrugada soy insomne,
una mujer de cafeína, por si sonámbulo va a tu encuentro.
Si fue capaz de amarte, es capaz de todo. 
Suelo leerle para que duerma y cuando leo, te imagina a ti, siendo bestia, príncipe, ladrón, vagabundo, héroe, villano...
siempre espera impaciente que acabes siendo historia de amor,
que acabes con un final feliz y yo siempre le digo 'míranos, si somos tragedia'
y él me dice 'pero fuisteis una historia de amor y siempre lo seréis'
 y qué le voy a decir, si hasta mi razón asiente como fiel seguidor.
Antes de que le de los dulces sueños, ya esta dormido
y seguro que te sueña tanto como yo.

Pero hoy me ha dado él los dulces sueños,
me nota cansada de mis guerras, sé que mi corazón no dormirá e irá a tu encuentro,
sé que eres su prólogo y epitafio, sé que jamás volverá,
si es que una vez estuvo aquí. Lo sé, porque sé cómo se siente.

Siempre seremos tragedia y este cuervo ha dejado tu recuerdo en la jaula, pero sólo es un prólogo de nuestra cárcel de tinta.