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jueves, 24 de octubre de 2013

Reina de cristal

El cielo de cristal rompió a llorar,
si vieras como caen por sus mejillas
las lágrimas de cristal, te enamorarías.
Empaparían hasta tus huesos, entumeciendo
tu buen juicio y abrirías el corazón
donde no sólo me piensas. Bienvenido sea el cristal.
Ya no estaría sola sintiendo la claustrofobia,
respirando de tu voz, escuchando a tus latidos leyéndome
nuestro poema favorito, haciéndome dormir. Ya no.
Me traerías a un compañero tan punzante
que mi sangre correría con la tuya.
Dime tú qué sentido tiene protegerme con cristal,
dame una sola razón y te amaré para siempre.
Busqué mi reflejo y no lo encontré. Acaricié mis ojos
para saber si aún seguían ahí y ¿sabes que noté?
El amor en tela haciéndome ciega.
La fragilidad de tu cuerpo en el reflejo, la realidad
efímera que se consumió en tiempo.
Tú no amabas el cristal, tú me hiciste temer el mundo
haciéndome de cristal. Yo creí tus palabras como
siempre, lamían mis heridas cual fuego ardiendo,

dime que el cielo es de cristal, y te creo
dime que me quieres y te juro por lo que 
mas quieras que te temo.

Creí que era tan fuerte que podía sobrevivir
en la tierra ausente de ti.
Cuando hice las maletas para irme sin ti, pensé
'algo se me olvida' y fíjate ¿cómo me pude ir sin mi?
Huí de tu corazón pero puedo susurrarte cada verso
de cada cicatriz que me dejaste, con la
dulzura con la que te recuerdo, con el amor que
te confieso en sueños.