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viernes, 22 de noviembre de 2013

Un día de perros, gatos y vete tu a saber qué mas

Igual hoy piensas que sales a la calle y te la encuentras llena de hocicos y patas perrunas, no es así. Aunque un extranjero jamás lo entendería.
Igual hoy piensas que sales a la calle como un día cualquiera, pero no sabes lo que puede cambiar tu vida por el aleteo de las alas de una mariposa en New York.

Me explico, la vida es tan cambiante como elegir un jersey o preferir una camiseta ancha, puede parecer una confesión salida de una mujer de sexo en NY pero no es así, o eso creo yo.
No piensas que tus vaqueros pueden acabar en cualquier silla, tampoco en el placer de quitártelos tras un día perruno, pero esa sensación puede ser confortante y hacerte sonreír, por lo que merece la pena.
Comienza el día de una mujer que perfectamente podría ser de un hombre, pero no lo es.
Las sábanas están mas mimosas que nunca y su olor recuerda a uno de esos días de hace un invierno, un día en el que el calor de un amor al lado derecho de la cama se echa de menos, pero las sábanas fueron compradas para llenar esa ausencia.
Curiosamente hace sol, quién lo diría, los rayos tenues fracasando en su trabajo de hacer que las personas amanezcan de una vez por todas, pues siempre cierras los ojos mas y mas, como si eso haría que la luz se fuera a otro horizonte y te dejara de una vez en paz, pero el día no funciona según tus exigencias y el sol nunca dejará de resplandecer aunque las nubes digan lo contrario. Es hora de vestirse y qué puedes ponerte, algo casual, un camiseta ancha y unos buenos vaqueros, a juego de tu personalidad de 'hoy no me importa absolutamente nada' por favor, qué mal se te da mentir. Siempre resultó curioso ver a una mujer perderse entre el olor del café, pensando en todo y a su vez, absolutamente en nada. Qué ilusa puedes ser al llegar a pensar que el café va a darte esa dósis de positividad pero eres tan cabezota que continuas, a ver si disuades el nudo de tu garganta (no quiero ser tu ángel de la guarda, pero quizá ese nudo sea la piedra de la que tanto te quejas) pero quién sabe yo sólo te conozco mejor que tú a ti misma.
Aprietas los dientes y reluce en tu rostro esa mueca de disgusto mal camuflado, tiene cierto parecido a tus ojeras maquilladas, no sé cómo la gente puede creerte cuando dices que son de insomnio y no de sufrimiento. Muchas mujeres tienen problemas y los hombres también, por supuesto. Lo conmovedor, es que tus problemas son la voz de las palabras que escribes y entre líneas puede verse la fuerza que decae de madrugada cuando no recuerdo qué nombre le pones a la almohada.
Acabas de salir de casa, y te sientas en las escaleras de tu hogar, las escaleras de la calle quiero decir. Vives en una calle transitada y ves (por eso tienes dos preciosos ojos castaños), buscas qué sentir en los ojos de las personas.
Nadie es como realmente dice ser - Llegas a esa conclusión. Y es verdad, pero habrá una sola vez en tu vida que conozcas tanto a una persona, que sepas lo que va a hacer cada momento de su vida, esa persona eres. Nunca conocerás mejor a nadie y cuando quieran contarte un cuento de príncipes y princesas, huye. 
Di que son las doce aunque sean las tres del mediodía, di que si no te vas acabarás desnuda en medio de la acera, ¡imagínate qué bochorno! aunque puede resultar excitante. Corre por lo que mas quieras y si llaman a la puerta, no abras el corazón a nadie, por si acaso (aunque el chocolate sea tentador).
Finge agorafobia y que los ignorantes te tomen por loca. Entre estas cuatro paredes puedes ser tú y qué mas placentero que quitarte el sujetador, la camiseta ancha, los vaqueros y quedarte tal y como eres. Un cuerpo frágil como el cristal y un alma que ruge más que la mayor de las bestias.
Saluda al mundo desde las ventanas, pues hoy podía haber sido un día de perros pero quién no hay dicho que el perro ya este en casa.