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viernes, 21 de octubre de 2011

Las marionetas de Bécquer

Bécquer tenía tres golondrinas, dos de ellas poseían significado y la restante era efímera e infinita.

- A mi primera golondrina la designé Romanticismo, pues fue quién engendró en mi al poeta que fui.
Pero antes, cavilé en los rincones de mi vida, desde comienzos de la Primavera; los recuerdos que no recuerdo. Pues aún era la parte de la adivinanza que empieza con "...cuatro patas".
Me crié entre cuadros, desde los brazos de mis antepasados hasta mis pasados; entre personas con la codiciada imaginación. Y empecé a crear poesía en las paredes, a sonsacar de un sentimiento la poesía y a la cosa más sencilla hacerla grande.
Aunque también vi la propia existencia como los pilares de un escenario, mi ser no fue mas que un mero personaje actuando en él.
Después se cernió por el resquicio de mis pupilas la imaginación basada en realidad. Hacer de algo irreal realidad. Ese fue el segundo nombre de mi golondrina, Realismo.
En él, sería lo que fui ayer. Y ya no serían cuatro patas, serían dos. Una pluma entre mis dedos y un tintero a mano izquierda. A partir de ahí, igual me da el soporte, pues si falta hace escribiré en mi propia piel...

Manejé a mi antojo, como domador de marionetas mis dos golondrinas. Pero solo la tercera daría sus alas por mis obras y tras mi muerte volarían a lo que fue un presente.


En la incertidumbre volarían hasta mi balcón, oscuras, eternas e invariables. Y al verlas recordaría lo que fue el amor, el significado que te otorgué. Pero nunca mis dedos crearían una poesía perfecta, pues no hay más perfección que tú.
Soy esa golondrina que juega con las alas en tu ventana, que te llama, ama y teme (pues quizá estorbo), aquella que recuerda nuestros nombres...
No soy más que primavera, pero tu andar crea las flores que albergan mis caminos. Y cuando duermes, en tu profundo sueño... jamás te haré despertar. Pues cual fantasma me deslizo entre tus sábanas, abrazándote y queriéndote más. No te asustes si escuchas susurros por las noches invernales, solo quiero que tu oído escuche mi poesía; siempre tuya...

Seré tus estaciones. Desaparecí en Invierno y en Invierno me perdí contigo; siguiendo el curso de las estaciones... nuestras.