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jueves, 19 de abril de 2012

Anatomía del misántropo: Eutanasia.

Destructible, como la totalidad de la raza humana. 
Fuimos creados por un motivo, acabar con nosotros mismos y aquello que nos rodea. Con afán de superación y sin prisas, no hay mayor tortura que la lentitud previa a la agonía. 
El primer paso se produce en la infancia, asesinando a una indefensa hormiga. El resto será decisión propia y no valen escusas de "me incitó a", seamos sinceros, hemos aprendido a engañar a los demás, pero no a nosotros mismos. 

La vida es una antítesis, en la que equivocamos el bien y el mal, pero no sabemos realmente cuál es cuál. Quién vive desde el principio de la realidad para relatarla tal y como no la concebimos, absolutamente ni vive ni vivió. ¿Cómo aderezamos un error por la confusión? El apocalipsis nos ciega, insaciable como nuestra existencia. Dispuesto a hacer enloquecer al desorientado ser, seas o no. Quebrando el mundo para luego exhaustos derrumbarnos al suelo y producir un grito ensordecedor, se cuela por nuestros huesos y aprieta el corazón. Pero no el corazón del sentimiento si no el corazón del que ni siente ni padece. 


Cuando la razón duerme y los monstruos aparecen. Pero no hay más monstruo que tú en tus pesadillas y que esas pesadillas sean la tierra que pisas, el aire que respires y la vida que crees tener. No debemos tener miedo a nada, excepto a nosotros que nos contradecimos sabiendo que somos la NADA que buscamos.


Tan frágiles sabiendo que podemos morir por un pensamiento nuestro, no hay más arma blanca que esa. Saber que somos débiles y aún así creernos fuertes y superiores ante pieles. El odio a lo desconocido, ¡pero qué desconocido si ni tan siquiera nos conocemos a nosotros mismos! 
Estamos muertos, muertos en vida y rondamos presas. Solo tengo clara una cosa, sabemos llegar exactamente a donde nuestra cabeza quiera llevarnos, otra cosa es lo nombrado anteriormente, EL INSACIABLE AFÁN DE DESTRUCCIÓN.

- Hablo de cuando en lo ojos nace el fuego de la ira y se desgarran, cuando arañas tu propia piel para sentir el dolor, cuando enseñas los dientes de la boca que mata, cuando tiemblas de odio, cuando duerme... la razón.




- Quiero whisky, de las manos de Scarlett O'Hara.