- El cielo acaricia mis comisuras, mientras mis manos se deslizan trazando versos, que llegaran hasta las nubes y serán la lluvia que estremece tu cuerpo.
Desde el rascacielos más alto de Los Estados Unidos de América, aquí he la creación basada en la destrucción de la mano del ser humano. Contradicciones de la vida que hacen la lógica absurda.
Comprender el significado de la vida es tan sencillo como buscar infinitud de finitas palabras y tan enrevesado como percatarse en una sola y hacerla posible, vivir.
Vida.
Caer en el vacío y sin saber cómo, salir con algo más de lo que caíste. Estos son los primeros pasos del ser humano y los errores más frecuentes, en los cuales se empieza aprendiendo a caminar y un día, cuando crees que sabes perfectamente caes en la sumisión de la irreflexión. Dándote cuenta que empezaste siendo un crío y acabaste siendo un inútil sometido a la presión de la sociedad, la cual es lija y terciopelo. Todo comenzó sentando la cabeza, el intermedio fue el suelo y los finales felices se dejan para los que se levantan y no la sientan, la sustentan. Pero dicha palabra convive con otra y puede ser tan fiable como que la tierra es plana y si llegas hasta el límite del océano, allí, al fondo, donde parece que las nubes bucean, justo ahí caes al Universo y aunque nadie haya muerto para contarlo, existió. Esa palabra es infelicidad.
Plumas.
Perturbador como que la felicidad nunca será absoluta, dejándonos con la miel en los labios. Un día se sentó mirando al cielo, posando su cuerpo vacío e inseguro en tierra firme. El cielo resulta antojadizo, solo de pensar en que puedo saltar por las nubes y pintarlo de azul, quiero. Alguien pinta el cielo todos los días. No es del todo mentira, puesto que dependiendo de que cielo hablemos, esta pintado en un color. Abrió los ojos, llenó sus pulmones y se dispuso a crear algo propio, el cual siguiera pautas creadas por alguien.
Alas.
Nuestro mundo, tu mundo y el mío. Solo la muerte puede llegar a ser capaz de determinar cuando acabará nuestra imaginación, hasta entonces, hay tiempo.
Erase una vez mi. Mi cielo es gris perla, azul, azul oscuro casi negro y en ocasiones blanco. Es tan infinito hasta que decida quitarle el sentido. Cuando quiero cambiar mi cielo lo pinto, desde una nube, de un color que de sentido a mis sentidos. Duermo en la luna todas las noches y para leer mis novelas utilizo una estrella, de luz blanca a ser posible. Nunca supe el camino de el mundo en el que vivo a el mundo en el que sueño, aunque solo necesito que ocurra algo en el primero para volver de golpe y estamparme contra el suelo. En mi inicio a la misantropía comprendí que no todos los seres humanos siguen la misma regla, la regla de "qué hacer para que te odie". A regañadientes decidí salir de mi para darme cuenta de que hay maravillas en las calles y que los corazones olvidados siempre buscan algún rapsoda que endulce con besos y versos. Supe que podía quedarme con el olor de las hojas de las novelas, con mi camino inexistente a mi mundo, supe que aquí vivo y es más importante que soñar, porque mis sueños depende de mi vida.
VIDA, PLUMAS, ALAS y LIBERTAD. Libertad para saber que no han de decirme que la tengo y cuándo usarla, libertad para crear un mundo donde todo sea como yo quiero y allí nadie pueda hacerme daño. Un mundo que por suerte comparto... un mundo donde la libertad es una jaula abierta, mientras que aquí se cierra cuando quieren callar a los pájaros. Me presento como el Invierno de la ciudad, la señorita Winter, un pez que vive en su océano, un búho que ulula y una persona que vive.
Libertad.
Fotografías de esta tarde, recién hechas. Disfrutad.