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martes, 17 de enero de 2012

Sinfonía de los juguetes

Cuando imagino esa palabra muerdo el labio inferior, pues siempre me recuerda a travesuras incontables de las novelas que llevan su nombre. El cuco canta para mis oídos, la hora se aproxima no hay tiempo que perder, aunque desgraciadamente puede ser perdido. Mi as en la manga será ser de los pesimistas que cuchichean sobre optimismo, algunos lo llaman fé yo lo llamo mentira piadosa para satisfacer mi estado anímico. Humedezco la piel de los labios, abro la ventana con euforia; los pájaros asilvestrados no se atreven a cerner sobre mi cabeza, sin embargo el resquicio de sus voces causa escalofríos en la piel (aún continuo mordiendo mi propio labio). 
Con un hoyuelo sonsacado tras las comisuras apuro la velocidad de mis pies, rozando el límite de lo imposible, pues nadie sería tan estúpido de bajar las escaleras sin mirar. La madera crepita bajo mis pies, abro la puerta y el aire fresco se enreda y entumece mi cuerpo, absorta tras ver abundantes hilos colgados del cielo, busco más allá de las nubes para ver al guía de los juguetes. Toda marioneta necesita su sustento. Es como si hubieran echado una pizca de picardía al mundo, le hubiera echo cosquillas y deslizara de sus entrañas alegría en cuerpo de juguete. 
Estoy segura que si lo ves desde el otro lado del mundo, donde la noche dicen que cae junto luna y sus estrellas, tienes otra perspectiva paradójica. Ahí dicen que losoptimistas cuchichean de pesimismo.