Seguidores

lunes, 2 de enero de 2012

Utopía (III): P A R A D I S E

Realicé mi pequeña creación a temprana edad, pues sentía que el mundo que pisaban mis pies no era el idóneo; por ello creé mi Utopía, incrédula y subrealista erigió mi perfección. 
Desde una silla con vistas a la luna y una taza de té en mano, observé minuciosamente cómo el ser humano luchaba consigo mismo por el color de una piel, diferentes métodos de razonar y dinero. E incluso vi a grandes genios retractarse y otros, que nunca tuvieron primavera para florecer, abandonados en las calles. 
Estallé el vaso de té contra la pared, así es el detonador ser humano, destruyendo todo lo que hay en su paso sin importarle nada más y nada menos que la nada. Afán y afán, por fundar sus propias "justicias". 
La furia en Tierra algún día se estremecerá y no habrá soldado que gane su última Guerra. 
Por suerte, a pesar de tanto pesimismo encuentras grandes pequeñas personas. Pero, no entraré en detalles. Los humanos pueden acabar con sus vidas y libertades, podrán gritar que quitaron mi libertas y después reírse a carcajadas, pero mientras mi corazón me sustente ya sea cuerda o no, mi libertad sigue viva, conmigo. Ese es el gran poder de la imaginación, su clímax. Eres libre en utopías, excepto en tu mundo de esclavitud. 
Por ello sueño cada mañana con alzar la vista y encontrar la luna en mi ventana, con su continua majestuosidad. Escribir en el cielo mientras salen de mi cabeza los pájaros, siendo manchas de tinta en el cielo que mas tarde serán golondrinas. Acariciar con la yema de los dedos un piano de cola blanco, situado bajo una cúpula de cristal, desde la cual observo por las noches mi amado cenit. Ese es mi paraíso utópico, bueno, una pequeña parte de él.