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viernes, 15 de junio de 2012

El secreto de las estrellas:

La fiebre de sábado noche engendra una delicada niebla en torno a mi persona, dejándome en medio de límites insospechados (el temor a la razón, MI razón. Conclusión: Tengo pánico de estar a solas conmigo misma, por lo que pueda llegar a pensar).
De noches sin dormir a la luz de las luciérnagas, en el cielo, buscando la estrella que concede deseos según su capricho. Quizá allí, donde habitan las nubes (señalo con la punta del dedo), encuentre el sentido que no encuentro con los pies en la tierra o tal vez, husmeando en las cosquillas del éter, colisione con la estrella que hará mi deseo efímero, que olvide íntegramente quién soy y pierda el instante fugaz para obtener lo que mis labios piden. Entonces golpearé mis rodillas y aferraré los puños sobre si mismos, relatando una serie blasfemias. Tengo la incertidumbre en la punta de la lengua, metamorfoseada en mera curiosidad:
- ¿Y si lloro miles de lágrimas, irán a parar al cielo?


Y entonces, de la noche a la mañana, de posar los ojos cristalinos en el zenit tras una larga disputa entre hacer un castillo en la arena o sumergirme en el agua, paso a dudar de la vida y el significado de la filosofía. Y por extraño que parezca, guarda relación: Erigir, destruir, mi mundo y el del resto. 
Creces, ya no incomoda que te arrebaten un caramelo de las manos, importa que hagan lo propio con los sentimientos; has pasado de vestir como mamá dice a revelarte contra los que más te quieren.
Pero todo juego infantil tiene relación con la adolescencia y el uso de razón (en ocasiones). Jugar al escondite lleva como regla huir, esconderte por miedo a los que pueden delatarte, las personas. El pilla pilla busca al más rápido, lo cual implica ser el más veloz y una serie de cualidades que te harán ser el primero. Todos los juegos se basan en "el más fuerte" por decirlo de modo alguno. Y si no lo eres ahí fuera, hay más peligros que estrellas, todos contables. 
- Ya no serás quién fuiste, pero eres el mismo. La absurda vida y su vesania. 
Me estremezco, osaría gritar que temo al mundo cerrando los ojos y acurrucándome en la húmeda hierba, pero algo que llevo en mis entrañas impide mi griterío a estas horas de la madrugada. El secreto esta en las estrellas, en la soledad que las envuelve. 
-Seré mi comprensión, mi lucha, mi ayuda, mi hombro en el que llorar, mi sentido de vivir, mi Peter Pan, mi sueño... mi eterna realidad. Pero tarde o temprano necesitamos la calidez que solo sabe aportar un ser humano. En el que la frase anterior, un MI se vuelve un ÉL.