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domingo, 10 de junio de 2012

Renacimiento de las ánimas: Incertidumbre melancólica.

La existencia se torna en un día, una cálida tarde de verano. Procuras adueñarte del mayor espacio posible del  lecho de plumas, retorciéndote entre las sábanas y sintiendo la suave brisa que embelesa las pestañas, intencionadamente dejaste el tragaluz descubierto para renacer.  
El cielo parece cegar las pupilas ¿a qué estará jugando hoy?, pues una nube nívea se aproxima. ¡No hay mundos en la costa! mera su integridad. 
Recuerdas cuando asías una lupa y eras el autor del caos de las hormigas. Ardían ante tus ojos, creando ese deleite destructivo que porta un niño en su otra semblante, detrás del más dulce (por ello nos comparan con la caprichosa luna). Y todo era tan sencillo como pronunciar tres palabras que ahora se nos antojan insólitas -jugar, comer y dormir- Hoy en día el insomnio turba nuestras mentes, cuyo cómplice es el hambre, cual juega con nuestra voluntad y los trastornos de la adolescencia. -¿Pensarías hace años que jugar contigo sería tu innato estrago?-.
Querías ser grande, no imaginabas que significaría "VER lo que los adultos sufren y hacer lo propio con el último vocablo".  Desprotegido del brazo materno, creces, encarando la vida como solo un autodidacta sabe (puesto eres incitado a los frívolos bulevares). 
Antaño no te detenías a pensar en las consecuencias y ahora no sales de casa sin ellas predispuestas. - En qué nos hemos convertido- somos tan sumamente ingenuos (en ocasiones) nos tienden las manos y pensamos que van a ser nuestro sustento, cerramos los ojos y confiamos en lo que "ellos ven", un corazón que no siente. 
Y nos precipitan al vacío, somos marionetas y una de dos, o nos destruyen o nos destruimos. 
Abre los ojos (unas manos firmes sujetan tu mandíbula y estas atado de pies y manos, en una silla para ser exactos). Lloras (nunca pensarías que las lágrimas no tuvieran sentido), buscas comprensión y es inútil, solo te comprenderá un espejo ante ti. 
Solo tú sabrás quién eres y atrévete a darle tu co[razón] a alguien. Aferra la frase de "quien no arriesga no gana" y convive con misántropos. 
Y ahora, sin corazón y vagando por un mundo de realidades crudas haz de tripas corazón, a ver que brota. 
-¡Qué bonitas son las palabras!- Y la escasez de ellas que existen o has experimentado su concepto. 
Quizá encuentres comprensión en canciones, pero su mayoría  se rebajan a tu dinero, lo único que quieren de ti esos sabuesos. 
Estruja tus sienes, busca sentido, lo tiene solo hay que vivir para contarlo (Nota: Nunca olvides que todo se cierne a "vivir para contarlo" aunque te lo cuentes a ti mismo). Cuando lo encuentres, nadie te escuchará como la soledad, fiel a tu vera, aguardando con paciencia invadir tus sentimientos y arrastrarlos al completo olvido. 
-Que tierna suena la palabra inocencia- despertad, es una catástrofe disfrazada. Es veneno que no te hará dormir y ser rescatada por un príncipe, que no se metamorfoseará. Será la tortura, que se enrede entre tu piel y no verá lo que realmente ve, pero tú si te verás.
En una pared acurrucado, esperando sentencia, aunque con la esperanza de renacer. De pedir una oportunidad a la muerte, sabiendo su denegación. No hay más muerte que tú, la muerte habita nuestras entrañas. Pero no pretendas saber la respuesta, no pretendas dejar de respirar, dejar de sentir y tener la certeza de que habrá otra vida, pues NADIE vivió para contarlo. 
Sacias tu sed con la incertidumbre melancólica. Renacerán las ánimas.