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martes, 27 de diciembre de 2011

"El principito"


 Siempre vi cuan especial era la sencillez y siempre la arropé con una de mis frases predilectas "La sencillez duerme en la grandeza"; y ahora que recuerdo una lectura infantil-juvenil como El Principito, me doy cuenta de la razón que llevo. 
Tan fácil como dejar libre a la imaginación (no siempre lo es), crear diferentes mundos (cada persona es uno) y dejar a cada habitante elegir su hábitat natural. Más tarde, de cada uno se crearía una historia y una grata bienvenida al Principito. 
Desde mi mundo, veo la puesta de sol todas las tardes, coloco una banqueta y observo embelesado. 
Dulce y delicado como amar a una flor, protegerla con vida y confiar en ella plenamente. Sin orgullo ni prejuicios. Mientras la recuerda, describe a los personajes que invaden su historia, desde reyes a vanidosos, faroleros, geógrafos, hombres de negocios... y conocerles con la base de la inocencia. Ya que nuestro pequeño Príncipe aún era joven, en cuanto a física y experiencia se trata. Pero tras de sí, de su muerte, dejó arrolladores versos que marcarán un mundo y cautivaran al nuestro. 
Esta lectura no conmoverá a niños, conmoverá a jóvenes y adultos. Dejando un sabor de boca tanto dulce como amargo. 

Nota: Lo leí y representé en una obra de teatro cuando era pequeña, fue increíble.