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jueves, 29 de diciembre de 2011

Versos del taciturno Cenit:

Cuando mis alas eran jóvenes y surcaban los cielos, veía a dos enamorados...
Una vez, las nubes mostraron sus sentimientos y a partir de ahí, lo hacen muchos días.
Tímidas, grisáceas y pesimistas, surcan el cielo pasando desapercibido, exceptuando algunos que otros ojos que no pueden evitar observar su belleza con disimulo. Aquellos ojos, mis ojos, tienen otro punto de vista diferente en cuanto a nubes se refiere.
Huyen de lares, cómo si estos fueran personas en su búsqueda. E incluso metamorfosean variando personalidades, optando formas de las que puedes sacar desde escenas cotidianas de una vida hasta cualquier otro extremo. 
Es precioso ver como su verdadero amor, el viento, aferra sus "cuerpos" llevándoles a no sé cuantos metros bajo el cielo. 
También, puedes descubrir desde otra perspectiva a dos amantes trotamundos. Inconformistas con este último, están dispuestos a adentrarse al recoveco más sórdido para desahogar penas. Y al más espléndido para amarse hasta que el sol se apague y el mundo acabe. 
Viendo en noches la luna desde el cenit, envidiable para un ser que escribe. Seducidos y hechizados por la sencillez de blanco sobre negro. Absortos por Celeste, escuchan a un pájaro ciego. 
El pájaro que todo lo vio recita historias de la adolescencia, comenzando con "cuando mis alas eran jóvenes y surcaban los cielos, veía a dos enamorados..."
Nada es tan revelador como una historia... y nada es tan sublime como sonsacar al cielo algo inverosímil.